La economía de la nobleza de Lleida en el siglo XVIII

  1. Martí Josep, Clarisó
unter der Leitung von:
  1. Roberto Fernández Doktorvater/Doktormutter
  2. Carlos Martínez Shaw Doktorvater/Doktormutter

Universität der Verteidigung: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 14 von Januar von 2016

Gericht:
  1. José Luis Gómez Urdáñez Präsident/in
  2. José María Iñurritegui Rodríguez Sekretär
  3. María José Vilalta Escobar Vocal

Art: Dissertation

Zusammenfassung

En el periodo que abarca este trabajo (1685-1812), hemos contabilizado un total de 1.585 nobles locales (entre hombres, mujeres, niños y niñas) y 1.047 nobles foráneos. La presencia de un número tan importante de nobles foráneos (66 %) respecto a la nobleza local se debe a la Guerra de Sucesión y las consecuencias que acarreó a la ciudad haber tomado partido por la opción que terminó derrotada. El grupo de los nobles de Lleida nunca fue cuantitativamente importante, entre 1685 y 1812 el porcentaje de nobles respecto al conjunto de la población de Lleida estuvo entorno al 2,62 %. Los miembros de la nobleza local tenían una esperanza de vida de veintiocho años, tres meses y veintiséis días. Cerca de la mitad fallecían antes de los diez años, el 29 % sobrevivieron a los cincuenta años y el 12 % sobrepasaron los setenta. Las familias nobles tenían entre cero y catorce hijos y la media de las 287 parejas estudiadas era de 3,6 hijos. En Lleida durante dicho periodo había poco más o menos medio centenar de familias nobles y por esa causa, la endogamia en el grupo era muy difícil. De los 233 enlaces matrimoniales estudiados, 176 (76 %) tuvieron que buscar pareja en otra localidad o fuera del estamento de los nobles. En total conocemos la edad de matrimonio de treinta y tres esposos o esposas y la media de edad de matrimonio de los hombres era de 31 años y la de las mujeres de 23. Mediante los capítulos matrimoniales podemos hacernos una idea de la riqueza de los nobles de Lleida y en el caso de los hombres sumando dote y "creix" (aumento) aportaron al matrimonio entre 540 y 8.000 libras (media de 2.906 libras). Al respecto, es necesario aclarar que sólo aportaban dote los hijos segundones, en el caso de los herederos, no se detallaban los bienes que recibían. Las dotes de las mujeres estaban entre las 550 libras y las 11.000 (3.345 libras de media). Los enlaces matrimoniales eran muy importantes para la promoción social y el incremento del patrimonio de las familias nobles y solían ofrecer en dote cantidades al límite de sus posibilidades, por esa razón, unas veces se pagaba la dote en pagos anuales y en otras se pagaba con censales, fincas o inmuebles. Los miembros de la nobleza eran los más ricos de la ciudad, tenían más tierras y más inmuebles urbanos, durante el periodo analizado respecto al conjunto de propietarios locales, pero tenían en propiedad tierras productivas del término de Lleida. El 77 % de los nobles de Lleida tenían inmuebles urbanos en propiedad y conforme avanzaba el siglo se fue incrementando la media de inmuebles por noble, en 1718 tenían un promedio de 1,16 inmuebles por noble y en 1810 había aumentado hasta 3,1 inmuebles por noble. Dicho ascenso fue a causa de la expansión demográfica de la ciudad, situación que algunos nobles aprovecharon para comprar viviendas y ponerlas en alquiler. Lleida era un realengo y por tanto los nobles de dicha ciudad que eran señores de lugar tenían sus posesiones en parajes del entorno. Entre dichos señores de lugar había familias importantes de Lleida como los Àger, Queraltó, Maranyosa, otros como los Olzinelles o los Massot que habitaban y estaban vinculados con la ciudad, pero eran originarios del pueblos situados en los alrededores, también algunos nobles foráneos como los Bassecourt o los Kessel tuvieron señoríos en zonas cercanas a Lleida. Sobre la extensión de los mismos, sólo podemos ofrecer una idea aproximada en función de los límites actuales en los términos municipales y oscilarían entre las 6.000 y las 15.743 ha. Los nobles de Lleida tenían otras fuentes de ingresos procedentes de sus actividades como procuradores y administradores de grandes señoríos, arrendadores de rentas señoriales, la compra del derecho a una parte de la producción de una villa y su término, explotando tierras establecidas como enfiteutas de otro señor, mediante la compra de censales (prestar dinero) e, incluso, a cuenta de los bienes del común de la ciudad.