El medievalismo español en la restauración y el cuerpo facultativo de archiveros (1875-1930)
- TORREBLANCA LÓPEZ, AGUSTÍN ALFONSO
- Miguel Ángel Ladero Quesada Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 11 de diciembre de 2015
- Ana Arranz Guzmán Presidente/a
- Francisco de Paula Cañas Gálvez Secretario/a
- César Olivera Serrano Vocal
- María del Val González de la Peña Vocal
- Enrique Cantera Montenegro Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos fue instituido en 1858, para organizar los archivos generales, las bibliotecas públicas y los museos arqueológicos afectados al ramo de Instrucción Pública. Su fin era auxiliar en el estudio de la Historia de España y, concretamente, de su Edad Media. Demostrar en qué medida cumplió con los propósitos para los que fue creado constituye la hipótesis de este trabajo de investigación. Desde un primer momento el Gobierno apenas ofrece medios, lo que dificultó al cuerpo cumplir con su cometido. Se fija como límite cronológico el año 1930 por ser este el momento en el que cuerpo fue reformado, disponiendo, por fin, de los recursos y medios necesarios para cumplir con el cometido para el que había sido creado. La cuestión que se plantea es cómo y en qué circunstancias el cuerpo facultativo pudo cumplir con su cometido durante sus casi setenta primeros años de existencia y, especialmente, durante la época de la Restauración, momento en el que la historia sirvió de legitimación a la nueva estructura social surgida entonces. Para averiguarlo se analiza la labor desarrollada por el cuerpo en cuatro campos científicos concretos: heurística, ecdótica, ciencias eruditas o auxiliares y el medievalismo. En el primero de ellos, se analiza no solo si hubo una política de elaboración y publicación de instrumentos de descripción, también se tiene en cuenta qué medios presupuestarios se pusieron a disposición del cuerpo para llevarla a cabo. En el segundo, ecdótica, se estudia la política de edición de fuentes útiles para la historia de España. En el tercero, ciencias auxiliares, se estudia la aportación del cuerpo a la construcción teórica de aquéllas disciplinas necesarias para que el investigador pueda determinar la validez de las fuentes de las que puede disponer: paleografía, diplomática, archivística, filología y arqueología. En el cuarto y último bloque se analiza la aportación de sus integrantes al conocimiento de la Edad Media. Se examina la obra de aquéllos miembros del cuerpo facultativo que contribuyeron al desarrollo del medievalismo, aplicando los principios de la crítica y el método histórico. Se tiene en cuenta el contexto político, social y burocrático en el que trabajaron. La principal conclusión que se extrae es que el cuerpo facultativo careció de los apoyos institucionales necesarios para realizar su labor. Su contribución al medievalismo científico español fue fruto de la labor aislada de sus integrantes. Entre los funcionarios ingresados antes de 1930 hubo grandes historiadores: Tomás Muñoz y Romero, Eduardo de Hinojosa, Juan de Dios de la Rada y Delgado, Manuel Murguía, Juan Catalina García López, José María Escudero de la Peña, los miembros de la familia Bofarull, José Villa-Amil y Castro, Manuel Assas y Ereño, Manuel Serrano y Sanz, Andrés Giménez Soler, José Ramón Mélida Alinari, Antonio de la Torre y el Cerro, Ferran Valls Taberner, Ferran Soldevila, Claudio Sánchez-Albornoz, Ángela García Rives, José María Lacarra y Luis Vázquez de Parga.