Crisis de la masculinidad hegemónica(re)escrituras finiseculares de la batalla de los sexos en Estados Unidos
- GONZALEZ ECHEVERRIA, JUAN
- JoAnne Neff van Aertselaer Director/a
- Félix Martín Gutiérrez Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 10 de febrero de 2016
- Carmen Méndez García Presidente/a
- María Goicoechea de Jorge Secretario/a
- Eulalia Piñero Gil Vocal
- Josep Maria Armengol Carrera Vocal
- Antonio Ballesteros González Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Esta tesis doctoral analiza la crisis de la masculinidad hegemónica en Estados Unidos a finales del siglo XX. Dentro del enfoque feminista y desde parámetros construccionistas e ideológicos se divide el estudio en cuatro capítulos. El primero revisa su relación con el poder y cuestiona la superioridad patriarcal basada en la biología como destino que subordina a las mujeres, pero provoca distinciones también entre los hombres, presionados por alcanzar la hegemonía gramsciana. Su naturaleza discursiva substituye la singularidad por la pluralidad de las masculinidades, y la forma hegemónica se separa de las marginales y subordinadas. El constructo que preserva el statu quo se resume en los puntos que impiden al Otro, en términos de género, economía, raza, clase y sexualidad, acceder al poder, y alejan al hombre de la feminidad como debilidad, y lo equiparan al éxito, al estoicismo y la dureza, y a su defensa a ultranza, incluida la violencia. El segundo es un capítulo histórico referido a los años 80 de Reagan; se analiza la crisis como mezcla de oportunidad y amenaza en el choque de los viejos modelos con un nuevo contexto. La diacronía muestra una crisis permanente que renueva su fuerza a través del aggiornamento periódico y sustenta la revolución reaganiana. Sus políticas liberalistas extremas y su retórica hegemónica devolvieron a la nación a la primacía mundial. Las medidas internas priorizaron los beneficios empresariales sobre los individuales y substituyeron el carácter asistencial del sistema por la competencia, regulando al país como la selva donde Stallone, Schwarzenegger o Willis imponen la ley del más fuerte, a lo John Wayne. Los mismos códigos pautaron la política exterior que puso al país al borde de la bancarrota en su particular guerra de las galaxias. Las consecuencias sociológicas ocupan el tercer capítulo y se ofrecen datos sobre el aumento de los ataques a mujeres, a otros hombres y contra sí mismos que ratifican la condición masculina de la violencia y el suicidio estadounidenses. Se organizaron grupos ante la amenaza feminista y se añadió la lucha en los tribunales de los Men¿s Rights y Fathers¿ Rights por los derechos de los padres divorciados considerados víctimas. Sin tanto antifeminismo, los movimientos más populares fueron: los Promise Keepers, Million Man March y Mythopoetics, unidos por creer en la hegemonía y en terapias grupales. Sea cuestión de fe, raza o bienestar, los tres ignoraron a la mujer y miraron con nostalgia hacia el pasado, sin cuestionar el sistema u ofrecer soluciones reales. En el caso de los Mythopoetics, su líder Robert Bly convirtió sus retiros y su Iron John (1990) en un éxito económico, mezclando los intereses que desde los años 70 sentía la clase media liberal con un eclecticismo que añadía un barniz New Age a los arquetipos jungianos y regodeándose en el dolor. El último capítulo recoge expresiones artísticas de la Blank Generation como American Psycho (1990) donde se evidencia la problemática del modelo de hombre. Con la figura antiheroica del yuppie, se critica un sistema cuyo representante paga un precio elevado por alcanzar el Big Impossible, la masculinidad hegemónica. Bateman responde a su insatisfacción con la violencia aprendida, y su patológica necesidad de demostrar su hombría le pierde en el dantesco Nueva York finisecular. Ellis satiriza la superficialidad a través de cuerpos masculinos y femeninos en su estudio sobre violencia sexual con un postmodernismo que juega con niveles de lectura donde la intertextualidad supera las coordenadas espacio-temporales. La conclusión constata las consecuencias reales de un modelo que, bajo promesa faústica, impera aún. Desde el análisis teórico a su desarrollo específico, este trabajo demuestra el pernicioso recorrido homicida y suicida de una masculinidad obsesiva que conduce a que la identidad de género acabe con la humanidad de los individuos.