El problema de Dios en Henri Bergson

  1. Canting Placa, Luis Owen
Dirigida por:
  1. Pedro Chacón Fuertes Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 08 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Antonio Miguel López Molina Presidente/a
  2. Laura Herrero Olivera Secretaria
  3. Julian Carvajal Cordón Vocal
  4. Diego S. Garrocho Salcedo Vocal
  5. Carmen Revilla Guzmán Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Henri Bergson ha propuesto la tesis según la cual la metafísica puede ser tan rigurosa y precisa como las ciencias de la naturaleza, es decir, que la metafísica puede ser positiva. Para que la metafísica alcance el rigor de las ciencias empíricas, sus hipótesis deben fundarse sobre los hechos que han observado los científicos. Además, las hipótesis de la metafísica positiva deberán ser revisables por los filósofos, quienes podrán corroborarlas con los hallazgos más recientes de las ciencias positivas. Como las hipótesis del metafísico se asentarían en hechos conocidos por experiencia sensible, no puede negarse que dichas hipótesis solo gozarían de probabilidad de verdad. Al igual que las hipótesis científicas del sabio, las hipótesis probables del metafísico podrían ser o refutadas por futuros descubrimientos de la ciencia o podrían ganar mayor probabilidad de verdad por el cúmulo creciente de evidencia empírica que las favoreciese (que las verificase). Bergson sostiene que la metafísica puede adquirir el carácter de rigor de la ciencia positiva si sigue el siguiente método que consta de cuatro pasos, a saber: primero, el metafísico debe entrar en contacto con las investigaciones científicas relacionadas con su objeto de estudio filosófico. En otras palabras: Bergson sostiene que el filósofo no puede obviar el conocimiento que la ciencia empírica haya acumulado sobre su objeto de reflexión filosófica. Así, podemos colegir que el bergsonismo no ha rechazado la ciencia empírica como fuente de conocimiento útil para la filosofía ni ha defendido el irracionalismo. Si el metafísico se dedica a revisar los descubrimientos que los sabios han obtenido en sus investigaciones científicas, en el proceso de revisión el metafísico podría vivir una intuición de una verdad sobre su objeto de estudio. El segundo paso del método bergsoniano consiste en la experiencia intuitiva de una verdad. El conocimiento que se alcanza en la intuición es, según el bergsonismo, un conocimiento inmediato, directo, del objeto mismo. El metafísico llega, por un acto de intuición, a un conocimiento profundo de la cosa misma. Ahora bien, el contacto directo con el interior de la cosa exige el abandono previo de los conceptos y las palabras. Solo se puede penetrar en el interior del objeto si se trasciende el lenguaje, que semeja un velo interpuesto entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido. Los conceptos que el filósofo encuentra ya hechos en el lenguaje solo aportan un conocimiento externo del objeto de su investigación. Externamente, los objetos de este mundo parece que son relativamente permanentes e inmóviles. Sin embargo, tan pronto el metafísico cobra conciencia de la imposibilidad de alcanzar un conocimiento profundo de los objetos mediante los conceptos ya hechos, y que debe trascender el lenguaje para penetrar en el interior de las cosas, se encamina por el sendero que lo llevará a la experiencia intuitiva. El metafísico puede intuir que lo real es duración. La sustancia de las cosas es la duración (¿durée¿). Luego de haber intuido la duración de lo real, Bergson señala, en El pensamiento y lo moviente, que el metafísico debe dividir la realidad intuida en sus ¿articulaciones¿. Esta escisión de la realidad en sus articulaciones es el tercer paso del método bergsoniano. El filósofo tiene que analizar lo intuido; pero el análisis es una operación de la inteligencia. Es menester observar que en el tercer paso del método bergsoniano interviene nuevamente la inteligencia. El metafísico se verá compelido a formular conceptos nuevos para explicar, en la medida de lo posible, lo que ha conocido por intuición. Los conceptos que el metafísico forme para expresar las articulaciones de la realidad deben ser ¿fluidos¿, ¿flexibles¿ o ¿variables¿, es decir, serán conceptos que los filósofos someterán constantemente a escrutinio para determinar si necesitan ser modificados. Esta modificación sería realizada a la luz del conocimiento científico mas recientemen