La Guardia Civil, defensa de la ley y servicio a España
- CORDOBA QUINTANA, PEDRO ISIDORO
- Fernando Santa Cecilia García Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 08 de marzo de 2015
- José Iturmendi Morales Presidente/a
- Antonio García-Pablos de Molina Secretario/a
- Santiago Carretero Sánchez Vocal
- María Dolores Serrano Tárraga Vocal
- Alfonso Serrano Gómez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El presente proyecto de Tesis Doctoral busca ser un estudio de la Guardia Civil en sus vertientes histórica y legislativa, apoyándonos en el derecho natural, administrativo y penal, dentro de un progresivo y adaptado ordenamiento jurídico español, al respecto. Para ello, nos apoyamos en la búsqueda de su razón de ser, en las acciones de la Benemérita, sus ideales, su filosofía como institución y su devenir dentro de una sociedad, la española, en continuo cambio; una institución que está presente y acompaña a los cambios más importantes, dada la trascendencia política, social económica, industrial e incluso formativa de estos cambios que se producen en el seno del pueblo español durante todos estos años de estudio.Creada en 1844, la Guardia Civil, cuerpo de orden y de paz, nación con un marcado carácter civil-militar y con la misión principal de pacificar los caminos y pueblos de España (defensa de carruajes, servicio de escoltas y protección de vías y caminos) en un momento histórico presidido por la anarquía general y el desorden público en el que campos y montañas estaban infectados de bandoleros: "por ti cultivan la tierra, la Patria goza calma", dice su himno; Pérez Galdós se refiere a ella como "un ser grande, y eficaz, y de robusta vida".Su puesta en marcha se hace no a través de una disposición, sino a través de tres Reales Decretos (26 de enero de 1884, 28 de marzo de 1844, 13 de mayo de 1844) que, en sólo seis semanas, se van a complementar entre sí. "El Gobierno ha menester una fuerza siempre disponible para proteger las personas y las propiedades; y en España, donde la necesidad es mayor por efectos de sus guerras y disturbios civiles, no tiene la sociedad ni el Gobierno más apoyo ni escudo que la milicia o el Ejército, inadecuados para llevar este objeto cumplidamente o sin prejuicios". Para su puesta en funcionamiento se redactan dos reglamentos y, un año después, se promulga una nueva disposición, la célebre Cartilla que, pase a tener menor rango legal, rectificará a los dos reglamentos anteriores, lleganso a superarlos en cuanto a resonancia y seguimiento dentro del Cuerpo.Nace con la labor de servir al orden público en las amplias zonas rurales, donde alcanza una gran popularidad, confianza y apoyo por su acreditada labor; esta confianza, a la que se hace acreedora ante los ojos de la sociedad y del Gobierno, hace que se le añadan otras competencias, también en las ciudades donde, pronto, se producirían duros disturbios y fuertes enfrentamientos de tipo político, social o reivindicativo: "Viva España, viva el orden, viva la Ley, viva honrada la Guardia Civil".En cuanto a la filosofía, a los valores morales de la Guardia Civil, y con respecto a su esencia, veremos como siempre permanecerán la impronta de eficacia y disciplina que le imprimiera el Duque de Ahumda como máximas para garantizar su compromiso diario con el orden y la ley; con la defensa de la libertad de los ciudadanos, como baluartes y humildes servidores que se sienten del Estado de Derecho, de las leyes. Y, veremos como siempre, siempre, la Benemérita tendrá presente la divisa inequívoca del leal servicio a la unidad y diversidad de la patria común de todos -de absolutamente todos- los habitantes de esta vieja e histórica piel de toro, al servicio de la patria común, de España.También en nuestra historia reciente, al ser los garantes del orden y de la ley, los hombres y mujeres del acharolado tricornio han sido siempre el centro de la acción de los encarnizados enemigos de la justicia y del progreso social; han sido blanco exclusivo de una criminalidad torva, torticera y oscura. En muchas, en demasiadas ocasiones, los enemigos del orden social y político y, con ello, de las normas y leyes de convivencia, igualdad y progreso que los españoles nos hemos dado como base del Estado de derecho, en su deseo de destruirlos, se han cebado asesinando -en la sombra, cobarde e indiscriminadamente- a estos hombres y mujeres que velan y custodian la paz.