La participación de la Unión Europea y sus estados miembros en la estrategia de paz para Colombia(1998-2006)
- Rivera Velandia, Juliana
- José Ángel Sotillo Lorenzo Director/a
- Gustavo Palomares Lerma Director
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 20 de diciembre de 2013
- Celestino del Arenal Moyúa Presidente/a
- Álvaro Jarillo Aldeanueva Secretario
- Rafael Grasa Vocal
- Noé Cornago Prieto Vocal
- Irene Rodríguez Manzano Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Este estudio se realizó a la luz de las transformaciones que han marcado la sociedad internacional donde se extraen dos aspectos centrales: la evolución de las amenazas a la estabilidad mundial, más allá del plano estatal-militar, como ejemplifican los nuevos choques violentos; y la participación de actores externos en la solución de estas inestabilidades, cuya necesaria actuación oscila entre la cooperación y el ejercicio de intereses. El examen de la experiencia europea en Colombia es pertinente, no sólo porque recoge la respuesta internacional al único conflicto persistente en el continente americano; sino porque se aproxima a la complejidad que rodea este tipo de actuaciones: i) demuestra la intención de las potencias occidentales de abordar los conflictos internos, no sólo por su potencial desestabilizador; sino por la oportunidad de alcanzar un importante protagonismo en diferentes escenarios periféricos; ii) ilustra el cambio de actitud entre dos actores que, por primera vez y en aras de la paz, parecían abandonar su mutua indiferencia. Y iii) da cuenta de importantes intereses y elementos de poder, con la presencia de un tercero: EEUU gracias a su posición hegemónica y su peso como socio estratégico en las relaciones de ambos actores. Desde esta óptica, el estudio echó mano del carácter plural y complementario del acervo teórico de las Relaciones Internacionales, en sus paradigmas Trasnacional y Clásico. El primer enfoque resultó útil para explicar la crisis colombiana la incapacidad a la que quedó reducida la política nacional para abordar semejante problemática, a la luz de la permeabilidad de las fronteras. También consideramos la orientación tradicional, atendiendo la actuación de los poderes estatales suscitada tanto en la invitación del gobierno colombiano, como en las prioridades de Política Exterior de EEUU y de los actores europeos. Asimismo aclaramos, que la investigación también analizó los vínculos que estos actores establecieron con otros protagonistas como combatientes, víctimas y organizaciones sociales y las relaciones que éstos desarrollaron. Este criterio amplio arrojó una enriquecida agenda de paz, tejida entre actores estatales y no estatales, cimentada en elementos políticos, económicos y sociales; cuya percepción transversal precisó la definición de las respectivas líneas de investigación. En su afán por presentarse como una potencia pacífica y alternativa, la UE enfocó sus esfuerzos hacia la solución dialogada: al cese de los hostigamientos y al tratamiento de las causas subyacentes. Sin embargo, la eficacia de sus acciones y la proyección de su imagen estuvieron condicionadas por la preponderancia de EEUU y las dificultades de los Gobiernos europeos, por alcanzar un consenso mínimo frente a dicha actuación. En el ámbito de las partes, constatamos la esterilidad de los esfuerzos europeos y el debate de los Estados miembros frente a las propuestas estadounidenses: primero con el Plan Colombia que minó las negociaciones con las guerrillas; y posteriormente, con la inserción del conflicto armado en la lucha antiterrorista, tras la ruptura de los diálogos en medio de una ola de violencia. Las condiciones de fuerza que finalmente se impusieron, supusieron una adaptación del discurso europeo de paz: i) reconociendo las difíciles condiciones de seguridad, condicionó su apoyo a las medidas antiterroristas; y ii) reenfocó su apoyo hacia las propuestas locales lanzadas por la sociedad civil, a través de los denominados Laboratorios de Paz con mejores resultados. A la vista de estas actuaciones, deducimos que la asistencia internacional en Colombia fue fragmentada, poco coordinada e impregnada de prioridades ajenas a la paz. Pues mientras la UE perseveró con enormes obstáculos en la solución negociada, que le permitieran sentar un precedente; EEUU optó por la opción militar, que hicieran de Colombia un socio eficaz, en el combate de los grupos armados narcoterroristas.