Causas y consecuencias de una crisis políticaFragilidad institucional. Impunidad. Honduras junio 2009-enero 2014

  1. Estaún Sanz, Eva
Dirigée par:
  1. Fernando Harto de Vera Directeur/trice
  2. Miguel Requena Díez de Revenga Directeur

Université de défendre: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 08 février 2016

Jury:
  1. Heriberto Cairo Carou President
  2. Sonia Alda Mejías Secrétaire
  3. Jaime Ferri Durá Rapporteur

Type: Thèses

Résumé

La tesis se enmarca en el contexto de la crisis política hondureña que tuvo lugar en el año 2009. La hipótesis principal es que la crisis derivó de una serie de causas estructurales inherentes al sistema hondureño que se han mantenido inmutables en beneficio de los poderes facticos y que generó una serie de consecuencias que se quedaron en la estructura del sistema, la mayoría de las cuales fueron perjudiciales para el desarrollo del país. Las principales causas estructurales que se han analizado para poder entender la crisis han sido: la obediencia del ejercito al titular del ejecutivo; los mecanismos constitucionales que deberían incluirse en la normativa para poder prevenir una crisis institucional; la ausencia de un movimiento social hondureño organizado; el rol del estado hondureño en el concierto internacional y el diseño del sistema electoral y del sistema de partidos. La crisis que se dio a nivel político, de gobierno y social fue fruto de un golpe de estado y no de una sucesión constitucional de la cual derivaron una serie de implicaciones a todos los niveles, la mayoría de las cuales deterioraron el desarrollo hondureño. El país rompió el ciclo de gobiernos democráticos que se había iniciado en 1982 y se sumergió en una de sus peores crisis, la inflexibilidad del marco legal y las posteriores modificaciones que se hicieron al mismo pusieron de relieve la necesidad de repensar el sistema para representar a toda la sociedad. El proceso electoral de 2009 validó el golpe de estado a pesar de la oposición social e internacional que se generó en torno al mismo. La crisis política se resolvió en las las elecciones del 2009 (la crisis de gobernabilidad y la crisis social continuaron vivas) dejando una sensación de impunidad que se fue reforzando en la legislatura de Lobo. El fortalecimiento del papel militar en la vida civil incrementó esa sensación. La crisis social no se resolvió con las elecciones de 2009, sino que motivó el surgimiento del movimiento social y su reconversión en un actor político, así como la entrada en el congreso nacional de algunos otros actores políticos que participaron en las elecciones de 2013 con aspiraciones de modificar el sistema. Este nuevo escenario pueden suponer el fin del bipartidismo si se llega a confirmar esta tendencia en las elecciones de 2017. Como conclusión, a pesar de la crisis, los factores estructurales que la desencadenaron siguen intactos, aunque ahora se hayan mudado a otro escenario con nuevos actores, lo que mantiene viva la sospecha de que las elites pueden volver a desmantelar la (in) estabilidad hondureña. La sociedad ha visto reforzado su papel y su representación política, pero la llegada de Orlando Hernández al poder tras las elecciones de 2013 con su apoyo a la militarización de la seguridad y su apuesta por las políticas neoliberales hacen prever que las diferencias socioeconómicas seguirán incrementándose y la democracia participativa deja de ser un objetivo viable en los próximos años. Las perspectivas de desarrollo económico, social, político de Honduras dependerán en gran medida de la fuerza real que consiga obtener la fuerza social en la esfera política y de la implicación de la población en este cambio que logre desplazar a las elite.