La teología política de monseñor José Guerra CamposUn obispo disidente en la transición política española

  1. Carballo, Francisco
Dirigée par:
  1. Pedro Carlos González Cuevas Directeur

Université de défendre: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 14 janvier 2016

Jury:
  1. Faustino Fernández-Miranda Alonso President
  2. Antonio Manuel Moral Roncal Secrétaire
  3. Julio de la Cueva Merino Rapporteur

Type: Thèses

Teseo: 434775 DIALNET

Résumé

Algunos obispos no tuvieron una visión positiva de la Transición política en España. Entre estos obispos estaba monseñor José Guerra Campos (1920-1997). Hay general unanimidad sobre su capacidad intelectual, su rectitud moral, su coherencia personal y su ejemplaridad de vida cristiana. Vivió la Guerra de 1936 como un intento de salvar a España de la Revolución Rusa, muy condicionado por su experiencia como testigo de la persecución religiosa. No justificó todas las limitaciones de la dictadura militar, pero creyó que la subordinación de los poderes públicos al orden moral era una exigencia del bien común. Nunca entendió que la Iglesia se viese envuelta en disputas que admiten varias posibilidades lícitas, y cuyo discernimiento corresponde a la prudencia de los seglares. Vio en la Ley para la Reforma Política la llegada de la soberanía popular y la consiguiente descristianización de las leyes civiles. Aunque fue comprensivo con cualquier reforma respetuosa con "lo permanente". Se preguntó si la monarquía no podría encarnar el papel de guardián de una invariante moral. Don José, Padre Conciliar, estaba convencido de que el Concilio había sido interpretado y aplicado erróneamente. Defendió la confesionalidad del Estado como lógica plasmación de la Encarnación de Dios. La confesionalidad, reafirmada por el Concilio, es ajena a las relaciones jurídicas entre la Iglesia y el Estado. La libertad religiosa que proclamó el Concilio es inmunidad de coacción. No es absoluta: tiene varios límites, como la moralidad, el bien común o el orden público. Otra parte del documento, ocultada, se refiere a su dimensión positiva: la obligación del Estado de favorecer la vida religiosa, en general, y el Credo cristiano, en particular. En su trayectoria episcopal (1964-1996) vivió un proceso de protestantización de la Iglesia española, amparado por buena parte de la CEE, donde muchas publicaciones profesores, u organismos dependientes de la jerarquía eclesiástica incurrían en la ambigüedad doctrinal, o la ruptura con la doctrina oficial de la Iglesia. Sufrió la crisis y conflicto de Acción Católica, por el temporalismo, el contagio marxista y la suplantación de representatividad en la Iglesia; y la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971, algunas de cuyas conclusiones fueron desautorizadas por Roma. A partir de 1972 fue marginado. La CEE perdía al portavoz de una minoría episcopal que no admitía reformas legislativas anticristianas como la ley del divorcio en 1981, ni bendecía regímenes políticos voluntaristas, como la Constitución de 1978. Observó una doble contradicción en la predicación episcopal: el Episcopado se inhibía de las obligaciones del poder civil hacia Dios; y pedía a los católicos que gobiernan cumplir con las exigencias de su conciencia dentro de los presupuestos del orden político liberal. Crítico con las economías liberal y marxista, su gran inquietud fue el ateísmo. Propuso un diálogo, filosófico y no político, con el marxismo. Encontraba algunos puntos de encuentro posible. Aislado y calumniado, su descontento nunca cayó en tentaciones de rebeldía o cisma. Dijo y escribió lo que estimaba su misión apostólica. Nunca replicó a quienes le injuriaron. Murió convencido y confiado en la necesidad de renovar la DSI. Bibliografía: fuentes testimoniales, las revistas Ecclesia, Vida Nueva e Iglesia-Mundo, la obra del propio don José, sus tres biografías, y la obra de autores como Andrés-Gallego, José; Cárcel, Vicente; Casanova, Julián; Cuenca; José Manuel; García, José María; Garralda, Ángel; González, Pedro Carlos; Gutiérrez, José Luis; Laboa, Juan María; Miret, Enrique; Monsegú, Bernardo; Montero, Feliciano; Muñoz, Salvador; Orlandis, José; García-Villoslada, Ricardo; Pérez, Baltasar; Raguer, Hilari; Ricart, José; Rodríguez, Victorino; Ruiz, Joaquín; o Suárez, Luis.