El sacrificio ritual en René Girard y su relación con las teorías del sacrificio primitivo en antropología de la religión

Resumo

La búsqueda de una explicación satisfactoria del sacrificio primitivo como hecho cultural se ha mostrado muy problemática para la disciplina de la antropología de la religión. Desde sus inicio, en la segunda mitad del siglo XIX, los investigadores ocupados en esta materia han acuñado una explicación global del fenómeno, tratando de extraer, de su inmensa variabilidad, los factores esenciales que den con la naturaleza y la función que ha desempeñado dicho acto en las culturas que lo practican. Destacando las características metodológicas de ese periodo dela antropología, comúnmente llamado "antropología evolucionista", y concentrándonos en sus representantes más destacados (E.B. Tylor, J.G. Frazer, W.R. Smith) hemos establecido un recorrido por las principales teorías del sacrificio primitivo, señalando sus principales hallazgos e insuficiencias. Tanto unos como otras se deben en parte a los propios parámetros metodológicos utilizados, de los que destacamos el universalismo y el genetismo de las teorías propuestas. Heredando todos estos factores, se erige la figura del antropólogo-filósofo René Girard y su hipótesis del mecanismo de chivo expiatorio. El acercamiento que propone sobre el sacrificio primitivo conserva el espíritu metodológico del evolucionismo antropológico, pero destaca aspectos de contenido no contemplados por autores anteriores. En este sentido, su teoría defiende el lugar fundamental que ocupa la víctima en el fenómeno sacrifica y la relación, estrictamente psicosocial, que la comunidad entabla con ella. Su explicación del sacrificio ritual primitivo recupera intuiciones fundamentales del asunto y, de este modo, permite comprobar claramente sus asunciones y divergencias con autores fundamentales de la materia, como É. Durkheim y S. Feud. Tras explicar en profundidad su teoría, hemos establecido un examen crítico de sus directrices metodológicas, así como hemos destacado los que son, a nuestro pare