Inteligência emoional em professores do ensino superior

  1. Marques Azevedo, Isabela
Dirixida por:
  1. Tomás Sola Martínez Director
  2. Francisco Javier Hinojo Lucena Co-director
  3. María Pilar Cáceres Reche Co-director

Universidade de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 01 de febreiro de 2011

Tribunal:
  1. Lorenzo García Aretio Presidente
  2. Juan Antonio López Núñez Secretario/a
  3. Manuel Lorenzo Delgado Vogal
  4. Pedro Manuel Alonso Marañón Vogal

Tipo: Tese

Resumo

Tradicionalmente, la inteligencia se concibe como la capacidad de pensar, razonar y analizar, excluyendo sus vertientes sociales y emocionales, que representa una entidad estática, sujeta a evaluaciones mediante los tests de CI. A través del uso de instrumentos, que destacan los componentes cognitivos más de índole intelectivo (raciocinio lógico-deductivo), se creía diferenciar a las personas inteligentes de las no inteligentes (Candeias, 2003). Desde los inicios del estudio científico de la inteligencia se reconoce el papel de las emociones en el seno de esta. El propio Wechler reconoció la importancia de considerar factores no intelectivos en la definición y evaluación de la inteligencia (Cherniss, 2000). La perspectiva de las inteligencias múltiples (Gardner, 1983) permitió esa aproximación gracias a la presentación de la inteligencia intra e interpersonal. Thorndike (1920, cit. por Candeias, 2003) hizo alusión a los procesos sociales en lo que respecta a la inteligencia. Su perspectiva de la misma se dividía en tres componentes: social, concreto y abstracto. Las principales cuestiones de la inteligencia y de la emoción se estudiaron autónomamente hasta el momento en que Salovey y Mayer (1990) definieron ¿inteligencia emocional¿ como un ¿tipo de inteligencia social que implica la capacidad de monitorizar sus emociones y las de los demás, de discriminarlas y de utilizar la información para guiar su pensamiento y acción (Weinberger, 2003: 189). De esta forma, la conexión entre la inteligencia y la emoción se consiguió mediante el constructo de inteligencia social. La inteligencia emocional se reconoce actualmente como un enfoque coherente e integrador por facilitar una mayor comprensión de las relaciones entre la emoción y la razón, hecho que propició el desarrollo de numerosos estudios y programas de inteligencia emocional en diferentes contextos, principalmente en el educativo. Consideramos que el contexto educativo representa un espacio privilegiado para el desarrollo de estas habilidades pues las clases son un modelo de aprendizaje socio-emocional adulto de gran impacto para los alumnos, a lo que también hay que añadir que las evidencias empíricas resaltan que niveles adecuados de inteligencia emocional ayudan a enfrentar con éxito las adversidades del día a día y el estrés laboral que los profesores tienen que afrontar. La expansión y la diversificación del sistema de enseñanza superior en los últimos treinta años en Portugal supusieron desafíos que hicieron más exigentes los patrones de calidad de las actividades académicas. Estos nuevos desafíos se plantearon también a los profesores de la enseñanza superior, en el sentido de responder a las necesidades del medio empresarial, que permitan acompañar el ritmo y las exigencias del mercado de trabajo. Cabe destacar que las trayectorias de las instituciones de enseñanza superior y la naturaleza de la misión para la que fueron creadas interfieren en el trabajo académico. Los recientes avances de las ciencias de la mente y del comportamiento, como la psicología, neuropsicología y psiquiatría, han demostrado la importancia de las emociones en los procesos de toma de decisiones, en las relaciones interpersonales y en el desempeño profesional de los individuos o grupos. El contexto de vida de la mayoría de los profesores de la enseñanza superior tiene como base el trabajo excesivo, la presión del tiempo, la elevada responsabilidad y la constante necesidad de lidiar con conflictos. Por tanto, se deduce que el estudio de estas temáticas reviste una gran importancia por ayudar a comprender las relaciones entre la inteligencia y la emoción de los individuos, y que estas ejercen una enorme influencia en su bienestar, en sus desempeños y, en consecuencia, en su realización personal. De esta forma, con este estudio se pretende percibir el ambiente actual vivido por profesores de la enseñanza superior, así como obtener una mayor consciencia de las competencias emocionales de los profesores de este nivel de enseñanza. En este sentido, el presente trabajo está organizado en dos partes: en la primera, compuesta por cuatro capítulos, se dibuja el marco teórico de la investigación; en la segunda, se abordan las cuestiones ligadas a la investigación empírica.