Validez del constructo patrón de conducta tipo A
- Dorta González, María Angustias Ruth
- Antonio del Pino Pérez Director/a
Universidad de defensa: Universidad de La Laguna
Fecha de defensa: 05 de julio de 2002
- Jaime Vila Castellar Presidente/a
- Ignacio Ibáñez Fernández Secretario/a
- Juan I. Capafóns Bonet Vocal
- José Bermúdez Moreno Vocal
- María Teresa Gaos Meizoso Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El constructo Patrón de conducta Tipo A (PCTA) fue formulado por primera vez por sus autores Meyer Friedman y Ray Rosenman en 1959 y en 1978 fue declarado, como factor de riesgo de la enfermedad coronaria (EC). Esta fue la primera vez que una variable psicológica era considerada por la comunidad médica como una variable de riesgo de la enfermedad coronaria. Sin embargo, las investigaciones que relacionan el PCTA con la EC después de esta fecha, encontraron resultados inconsistentes que pusieron en duda dicha relación. De las distintas razones que pueden explicar estos resultados se encuentran las propiedades psicométricas de los instrumentos que evalúan este constructo. Básicamente existen dos formas de evaluar este constructo: entrevista y autoinformes. Los principales instrumentos de evaluación, de acuerdo a estas dos formas, nacidos del entorno de sus autores originales son Entrevista Estructurada, Inventario de Actividad de Jenkins, Escala de Bortner y Escala Tipo A de Framingham. En este trabajo se analizó la validez de constructo, de criterio, convergente y discriminantes con dos objetivos principales: 1,- Ver cómo se estructura el PCTA (cuáles son sus componentes) y qué relación tiene éste con la EC. Así comprobamos si los instrumentos apresaban adecuadamente el constructo teóricamente definido. 2,- Estudiar cómo se relacionan los componentes del PCTA y buscar el modelo de medida que mejor explique dicha relación. Los resultados obtenidos con diversos análisis multivariados, llevan a concluir que: Los instrumentos apresan sólo dos de las principales del PCTA (competitividad y prisa-urgencia del tiempo). Otras dimensiones de su definición no son apresadas por los autoinformes y, sin embargo, éstos apresan otras dimensiones que no encajan con su definición. Además sus propiedades psicométricas son inadecuadas. No obstante, sí son capaces de diferenciar entre enfermos coronarios y sanos. El modelo que mejor explica la relación entre PCTA y EC está compuesto de tres dimensiones altamente relacionadas sin necesidad de apelar a un factor general. Por tanto, el futuro del PCTA debería pasar por continuar estudiando las conductas pronocoronarias eleborando una instrumentación cuyas propiedades psicométricas sean adecuadas