Fera sodalitaslos Lupercalia, de Evandro a Augusto
- Quaglia, Alessio
- José Joaquín Caerols Pérez Director/a
- Julio Mangas Manjarrés Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 15 de noviembre de 2019
- Santiago Montero Herrero Presidente/a
- Ana Rodríguez Mayorgas Secretario/a
- Clelia Martínez Maza Vocal
- Sabino Perea Yébenes Vocal
- Jorge Martínez-Pinna Nieto Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente investigación ofrece un nuevo análisis de la fiesta de los Lupercalia. Los Lupercalia requerían un nuevo estudio que tratara de solucionar los múltiples problemas (orígenes, divinidades, topografía, vestimenta, etc.) no sincrónicamente (aplanando los datos en una dimensión lisa y atemporal), sino diacrónicamente, un estudio que des-compusiese y de-construyese una ceremonia articulada, compleja y profundamente modificada en el curso del tiempo, con el fin de reasignarle una imagen coherente y ordenada tanto semántica como cronológicamente. En este trabajo, mediante un análisis de fuentes de distintos tipos (textuales, arqueológicas, iconográficas, etc.) y el recurso a la comparación, he tratado de reinsertar los Lupercalia en un curso histórico que, marcado por etapas, principia en Evandro para llegar a Augusto, identificado Evandro con el nebuloso y vago `tiempo de los orígenes¿ (época anterior a la monarquía etrusca), y Augusto con lo que debería ser el `tiempo de las certezas' de la primera época imperial. En la historia de transformaciones de los Luperci y los Lupercalia se ha logrado identificar cuatro `macroetapas¿: En los Lupercos anteriores a Rómulo (al Rómulo que propongo situar en el siglo VI a.C.) se ha reconocido la clase de edad de los adulescentes del Palatino que experimentan al margen de la comunidad, como lobos, un período de iniciación a la vida adulta. Los Lupercos, adulescentes que han abandonado formalmente la pueritia, son biológicamente machos cabríos y socialmente lobos, futuros hombres que se preparan para el matrimonio (la libido del macho cabrío prepara para la reproducción) y para la guerra (el furor del lupus prepara para la actividad bélica del miles). En esta primera fase, los Lupercalia representan la gran fiesta iniciática con la que los jóvenes de la comunidad son admitidos en la clase de edad de los Lupercos. La carrera de los Lupercos (quasi lupi Ditis patris), rigurosamente situada al exterior de los límites del oppidum, propicia ritualmente una comunión con el mundo de abajo en el que la muerte y la vida se fusionan: los golpes infligidos por los Lupercos son catárticos, purifican y estimulan la fecundidad. El antiguo rito de iniciación tribal del Palatino se transforma radicalmente en el siglo VI a.C., en la época de la ¿grande Roma dei Tarquini¿. Con la fundación de la urbs Roma, con la elaboración de la leyenda de Rómulo y Remo, con la definición de un pomerium que incorpora montes y colles en una Roma profundamente jerarquizada y centralizada (política, social y religiosamente), la transición de la pueritia a la edad adulta ya no requiere el `noviciado en el bosque¿: los Lupercos, vaciados del valor iniciático originario, se convierten en los miembros de una sodalitas que, símbolo de un pasado lejano que precede a las leyes y al orden, introduce anualmente dentro del pomerium y entre los ciudadanos, de manera regulada y ritualizada, el desorden salvaje y ferino, purificador y fecundador. La tercera gran etapa del proceso transformador de los Lupercos se encuadra en la época medio-republicana: en el siglo IV a.C. los arcadios de Evandro migran al Palatino, y Pan, el dios cabruno de las montañas y de los bosques, entra en el antro y asume el rol de señor del Lupercal. Al mito local se superpone el mito griego, y los Lupercos empiezan, en un proceso de progresiva identificación con Pan, a aparecer como una multitud de Fauni, jóvenes desnudos que corren per lusum atque lasciviam. En la época de Augusto, la cuarta y última etapa de esta investigación iniciada en un Palatino sin Rómulo y finalizada en la Roma del Princeps, se completan la metamorfosis de los Lupercos en machos cabríos y la espectacularización de la ceremonia. Con Augusto cambian la estética y la topografía del ritual. Los Lupercos, jóvenes Fauni imitadores de Pan-Fauno, reciben un taparrabos de piel caprina y amplían su recorrido, que ya no se limita a un circuito alrededor del Palatino.