Hasta morir o vencerla Guerra de la Independencia en la zarzuela (1847-1964)

  1. Rosal Nadales, Francisco José
Dirigida por:
  1. Josefina Martínez Álvarez Directora

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 27 de abril de 2017

Tribunal:
  1. Emilio de Diego García Presidente/a
  2. María Soledad Gómez de las Heras Hernández Secretario/a
  3. Enrique Encabo Fernández Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La Guerra de la Independencia se ha presentado como el acontecimiento fundacional de la España contemporánea. Una vez terminada, aquellos hechos, mitos e ideas se transmitieron a través de las manifestaciones culturales. Esta investigación pretende comprobar cómo se realizó tal transmisión en el terreno concreto de la zarzuela y en el periodo de 1847 a 1964. Igualmente busca establecer qué acontecimientos e ideas predominaron en nuestro género lírico, cómo fueron recibidos por crítica y público y si se utilizaron para crear un imaginario colectivo y una identidad. Como fuentes para el desarrollo de la investigación se han utilizado los libretos y partituras de zarzuelas inspiradas, total o parcialmente, en la Guerra de la Independencia. Sus aportaciones se han completado con otros documentos hemerográficos y escritos de contemporáneos a los estrenos. En cuanto a los compositores, se ha detectado que su origen, madrileño o de otras regiones, no influye para elegir solo temáticas locales y la mayoría insiste en asuntos de interés nacional, como el Dos de Mayo o la resistencia de Zaragoza. Las primeras zarzuelas localizadas, estrenadas a mediados del siglo XIX, participan del ambiente de recuperación del Dos de Mayo. Más adelante, en la Guerra de África de 1859, el uso de temas de la lucha contra los franceses pierde fuerza ante la realidad que se vive; se prefieren los acontecimientos victoriosos del momento a los ya pasados. Sin embargo, durante la Guerra de Cuba, se hace necesario recurrir a un pasado glorioso que dulcifique las derrotas antes los Estados Unidos y distraiga al pueblo. Años después, llegado el Primer Centenario, tuvo lugar una eclosión de obras inspiradas en la Guerra de la Independencia, pues el momento político y cultural lo permitía y alentaba, y era una gran oportunidad de negocio para autores y empresarios. La música no solo se utilizó como auxiliar para acompañar los encendidos textos patrióticos, también se empleó con esos mismos fines y como vehículo para la expresión de sentimientos nacionalistas. Se utilizaron melodías que representaban a los franceses y a los españoles, y se enfrentaron en un combate musical. Del mismo modo, el canto del solista acompañado del coro se empleó como representación del líder cuya acción era refrendada por el pueblo. Se emplearon desfiles con música militar en banda en el mismo escenario, todo con el fin de enardecer al público y contribuir al espectáculo. Especial atención se prestó al canto de la jota, representada en las zarzuelas analizadas como símbolo del carácter noble y resistente de los zaragozanos y aragoneses, y ampliado al resto de los españoles. Tanto en los libretos como en las partituras se transmitió una determinada idea de lo que habían sido y eran España y los españoles: valerosos, orgullosos, leales y no pérfidos. En definitiva, capaces de ofrecer su vida para mantener su independencia. Esa esencia española se habría mantenido inmutable desde Sagunto y Numancia y se había reverdecido en las gestas de Madrid, Zaragoza, Gerona o Cádiz. También se ofrecieron dos versiones de lo que había sido la guerra de 1808-1814. La primera, más conservadora, indicaba que el levantamiento se había producido por la Patria, el Rey y la Religión. La segundo, más progresista, afirmaba que el pueblo se había alzado como nación y había tomado las riendas de su independencia y destino. El carácter nacionalista de estas zarzuelas necesitaba un contrapunto externo a los españoles. Ese papel, obviamente, solo podían representarlo los franceses y los afrancesados. Unos fueron calificados como infieles (frente a los católicos españoles) y los otros fueron llamados “malos españoles”. No obstante, en algunas obras se ofreció la necesidad histórica de reconciliar a los antiguos enemigos. Incluso los afrancesados tuvieron la oportunidad de volver al seno de la patria mediante alguna acción valerosa que les purificase. En cuanto a los temas preferidos por los autores, la representación de lo que fue y significó el Dos de Mayo se destacó frente a otros asuntos, en sintonía con su aceptación por la generalidad de la sociedad española. Se ofreció la imagen de un levantamiento popular, con líderes carismáticos del pueblo y del ejército. Por su parte, Bailén se convirtió en la victoria por excelencia dentro de la zarzuela, pues se mostró que el triunfo se había producido por el ingenio y arrojo de las armas y el pueblo españoles. Otro tema destacado fue la resistencia de Zaragoza; una resistencia que, por encima del discurso histórico, se ofreció en la zarzuela como imbatibilidad en los dos Sitios. Se mostraron a las heroínas, los héroes y la Virgen del Pilar enfrascados en la lucha contra los invasores, al tiempo que el carácter de resistencia de los aragoneses se hizo extensible a cualquier español. En cuanto a otros asuntos de la Guerra de la Independencia, tratados como menor profusión, en la zarzuela vieron la luz la Constitución de 1812, los asedios a Cádiz y Gerona, la expulsión de los franceses o el retorno de los combatientes a unos hogares que abandonaron para defender la patria. Junto a los personajes anteriormente citados, la mayoría patriotas y héroes, se ofrecieron en las zarzuelas analizadas otros tipos de combatientes. El más común fue el guerrillero, considerado la representación del pueblo español en lucha. Junto a él aparecieron multitud de miembros del clero, quienes defendían a España y la religión como una misma identidad. También las mujeres ocuparon muchas páginas y partituras. Aparecieron en funciones auxiliares, en primera línea, como heroínas e, incluso, como “varoniles” al entender el pensamiento patriarcal de la época que solo así podía una mujer actuar como un hombre. Por último, los aliados ingleses aparecieron en varias obras, casi siempre como defensores de sus propios intereses y poco resolutivos.