La incidencia de los estilos de aprendizaje en la adquisición de la competencia léxica de español como lengua extranjera

  1. Domínguez Pelegrín, Javier
Dirigida por:
  1. María Antonieta Andión Herrero Directora
  2. Salvador López Quero Codirector/a

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 04 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Marjana Sifrar Kalan Presidente/a
  2. Alicia San Mateo Valdehíta Secretaria
  3. Alfonso Zamorano Aguilar Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Esta tesis se compone de dos partes principales: una primera de fundamentación teórica y otra de carácter empírico. La parte de fundamentación teórica consta de tres capítulos, que abordan el concepto de competencia léxica, el constructo de los estilos de aprendizaje y una revisión bibliográfica acerca de las investigaciones que han estudiado las relaciones entre la competencia léxica y los estilos de aprendizaje. Por otro lado, la parte sobre el estudio empírico se compone de dos capítulos. En el primero de ellos, se describe la metodología de investigación y en el segundo se exponen los resultados. A estos capítulos sigue una última parte de síntesis recapitulativa, en la que se presentan las limitaciones de la investigación, las conclusiones a las que se ha llegado, diversas propuestas para futuras líneas de estudio, así como un epílogo en el que se propone un nuevo concepto que aglutina los hallazgos sobre los estilos de aprendizaje y la competencia léxica: el estilo de aprendizaje léxico. Por lo que respecta a la competencia léxica, esta se ha abordado tanto desde el paradigma lingüístico como psicolingüístico. En el primer caso, se exponen las propuestas de dieciséis autores en función de tres enfoques: 1) analítico (Maiguashca, 1993; Nation, 2001; y Richards, 1976); 2) holístico (Cronbach, 1942; Meara, 1996; MCER, 2002; PCIC, 2006, entre otros); y 3) mixto (Henriksen, 1999; López Mezquita, 2005; Pustejovsky, 1995, entre otros). En cuanto al paradigma psicolingüístico, se recogen los trabajos de trece autores, representativos de tres perspectivas diferentes: 1) un solo lexicón (Morton, 1969; Treisman, 1961); 2) múltiples lexicones (Aitchison, 1987; Fodor, 1983; Levelt, 1989, entre otros); y 3) sin lexicón (Bates y Goodman, 1997; y Elman, 1990, entre otros). En el capítulo dedicado a los estilos de aprendizaje se ha realizado una delimitación conceptual mediante la que se analizan, por una parte, los elementos que los diferencian de los estilos cognitivos, las estrategias de aprendizaje y las inteligencias múltiples y, por otra, se exponen dos concepciones opuestas sobre los estilos: la teoría del buen aprendiz (Rubin, 1975) y la hipótesis del ajuste (Reid, 1987). Asimismo, se presentan cinco propuestas taxonómicas de los estilos de aprendizaje: Curry (1982), Grigorenko (1997), Coffield et al. (2004), Nielsen (2014) y Pantoja et al. (2013). También hay espacio para posturas contrarias a los estilos de aprendizaje hasta el extremo de considerar que no existen (Macedonia, 2015; Willingham, Hughes y Dobolyi, 2015). Por último, se dedica una sección a la incidencia de los estilos de aprendizaje en el ámbito de la enseñanza de idiomas, que comienza con la clasificación de Reid (1995), a la que sigue un breve recorrido por los cuestionarios que se utilizan en las aulas de lenguas, un análisis de la presencia que tienen los estilos en el MCER (2002) y en el PCIC (2006) y, para terminar, un sucinto panorama sobre la producción científica en torno a los estilos de aprendizaje en el ámbito ELE. En cuanto a las investigaciones existentes acerca de las relaciones que hay entre la competencia léxica y los estilos de aprendizaje, se ha realizado una revisión sistematizada de la bibliografía a partir de un corpus de 53 obras. Aunque no existe ninguna corriente de investigación bien definida ni liderada por ningún autor, los temas de estudio más recurrentes han sido el análisis de los beneficios que implica adaptar la enseñanza a los estilos de aprendizaje de los estudiantes (hipótesis del ajuste) y los vínculos existentes entre los estilos y diversos componentes de la competencia léxica: la amplitud, la inferencia, la recuperación, la retención, el perfil léxico, el conocimiento activo/pasivo y las estrategias de aprendizaje del léxico. La mayoría de los trabajos carecen del rigor metodológico necesario para asumir los resultados obtenidos como válidos. Dichas carencias consisten, fundamentalmente, en revisiones bibliográficas de muy corto alcance, el empleo de instrumentos de medida de los estilos de aprendizaje poco válidos y fiables, el diseño inadecuado de las investigaciones y, como consecuencia de esto, en la interpretación errónea de los resultados al concebir como relaciones causales lo que solo son vínculos de correlación. Por tanto, resulta imposible determinar de manera concluyente si los estilos de aprendizaje ejercen o no algún tipo de influencia en la competencia léxica, ya que se han obtenido evidencias en ambas direcciones. En lo que se refiere a la parte empírica, el objetivo principal de la investigación ha sido determinar si existe algún tipo de relación entre los estilos de aprendizaje y la competencia léxica. Para ello, se han realizado cuatro estudios (disponibilidad léxica, interacción oral, expresión escrita y comprensión oral y escrita) en los que se relacionan los estilos con diversos indicadores léxicos (productividad, sofisticación, originalidad, fluidez, diversidad, etc.). Se ha trabajado con una muestra de conveniencia formada por 27 estudiantes eslovenas de la Universidad de Liubliana con un nivel B2 de español. Como instrumentos de la investigación se han empleado cinco cuestionarios para identificar los estilos de aprendizaje: Perceptual Learning Style Preference Questionnaire (Reid, 1984), Inventory of Learning Styles in Higher Education (Vermunt, 1994), Cognitive Style Index (Allinson y Hayes, 1996), Approaches and Study Skills Inventory for Students (Entwistle, 1997) y Learning Style Survey (Cohen, Oxford y Chi, 2002). Debido al carácter correlacional de la investigación, los resultados no permiten concluir si los vínculos entre estilos de aprendizaje y competencia léxica son causales. No obstante, la información obtenida proporciona datos que pueden servir como punto de partida para futuras investigaciones, entre los que se destacan los siguientes: existen correlaciones negativas (no significativas) entre el estilo de aprendizaje impulsivo y la fluidez léxica tanto en el estudio de la interacción oral como en el de la expresión escrita; el estilo práctico es el que presenta un mayor número de correlaciones con la competencia léxica, excepto en lo que se refiere a las actividades productivas de la lengua (interacción oral y expresión escrita); los estilos parecen responder a algún patrón de comportamiento, ya que se activan un mayor o menor número de ellos no solo según el tipo de destreza (productiva o comprensiva), sino también en función del tipo de código (oral o escrito). Si se realizaran en el futuro investigaciones en las que se llevaran a cabo análisis de regresión, se podría determinar si existen relaciones de tipo causal entre los estilos de aprendizaje y la competencia léxica.