El sujeto narradoUna archilectura a partir de los primeros textos de Jacques Derrida

  1. VÁZQUEZ SEGOVIA, CARLOS
Dirigée par:
  1. Cristina de Peretti Peñaranda Directeur/trice

Université de défendre: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 14 septembre 2018

Jury:
  1. Manuel E. Vázquez García President
  2. Cristina Rodríguez Marciel Secrétaire
  3. Laura Llevadot Rapporteur

Type: Thèses

Résumé

El objetivo de esta tesis es atisbar una nueva relación entre la escritura y la lectura. Partiendo de la archiescritura que Jacques Derrida propone en los años sesenta del pasado siglo, no confundiendo la escritura con la grafía sino entendiéndola como posibilidad de lenguaje, igual de originaria que el habla, se propondrá aquí la archilectura como gesto complejo que impide entender la lectura como mera recepción pasiva. La tesis simplificada de esta investigación es la siguiente: leer implica escribir, toda lectura conlleva la escritura de un texto en paralelo. Por otro lado, se investiga la incidencia de la narración y de la ficción en relación a la conformación del sujeto. Contra la idea del cogito de la modernidad, se propone un yo no evidente sino sujeto a una narración. En la primera parte de la tesis se estudia el trayecto que lleva a Jacques Derrida a proponer su concepto de archiescritura en De la gramatología. Para ello, se analizan sus lecturas fenomenológicas. Por otro lado, se propone una fenomenología de la ficción a partir de ciertas lecciones y conferencias de Edmund Husserl. Las conclusiones de esta primera parte invitan a romper con la causalidad rígida entre pensar, hablar y escribir, y a tomar la ficción no como enfrentada a lo real sino como parte de la realidad. En la segunda parte se explica la lectura que Derrida realiza sobre el Curso de lingüística general de Saussure y cómo el paso de la tesis de lo arbitrario del signo a la tesis de la diferencia como valor lingüístico apoya la no esencialidad acústica del lenguaje. Se muestra cómo a partir de aquí, Derrida propone la archiescritura no como grafía sino como posibilidad de lenguaje. En la tercera parte se resume la propuesta central de la tesis en torno a la idea de archilectura. Se muestra cómo cada lectura o explicación de un texto crea ya otro texto, un 2 texto nuevo. En el nivel de las conclusiones, dos cuestiones troncales: el yo como yotro y la lectura como archilectura. No hay yo inmediato, evidente, certificado por el sistema del oírse-hablar. Decir yo es heredar, quedar preso de la máquina gramática. La voz interior de la conciencia llega del afuera. Desde el instante sin origen en el que digo yo, quedo presa de una narración. La diferencia con otro tipo de propuestas, como el rodeo por los signos que propone Paul Ricoeur, es que no se trata de entender que esta narrativa queda ligada a una escritura entendida a la manera tradicional, posterior o derivada del habla, secundaria, prescindible, no se trata de hermenéutica sino de archilectura, se trata de entender la escritura como archiescritura, como posibilidad de lenguaje, igual de originaria que el habla y la no disociación entre leer y escribir, la no aceptación ingenua de una lectura pasiva, sino que nos movemos siempre entre-textos. En el momento que al decir yo quedo atado a la máquina gramática, tengo dos opciones: dejarme arrastrar por el mal del habla, permitir que sea el lenguaje el que hable por mí, heredar sin crítica, sin tener en cuenta la posibilidad de decir no, conformarme con la aceptación de ciertos automatismos que me conformarán, limitarme a vivir (lo que no es poco), o bien combatir lo más próximo (esa voz interna que dice yo), lo evidente (que pienso, luego existo), lo aceptado de forma acrítica (que el lenguaje pone mi pensamiento afuera y que luego, en un segundo momento prescindible, esa voz puede ser registrada en la grafía como escritura). Aquí, en esta aceptación de la complejidad, entra en juego la archilectura como sobre-vida o super-vivencia, como exceso. El yo está atado al lenguaje. El yo es una novela. El yo es solo el estilo ante la narración que lo abre como sujeto; es decir, la responsabilidad ante la lectura y la escritura de esa novela que arranca al decir yo. El yo es el estilo de cierta archilectura.