Filosofía y conflictoApuntes de la "nuda vida" desde la experiencia colombiana

  1. LÓPEZ HERRERA, JUAN CARLOS
Supervised by:
  1. José María Hernández Losada Director

Defence university: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 16 January 2020

Committee:
  1. Manuel Reyes-Mate Rupérez Chair
  2. Mª Carmen García Alonso Secretary
  3. Bernat Riutort Serra Committee member

Type: Thesis

Abstract

La filosofía es un espacio para pensar las preguntas que nos atañen sobre la vida. A través del cual es posible la creación de conceptos que nos permitan comprender la existencia misma, los conflictos, las dudas sobre cómo hemos llegado hasta determinado momento histórico, qué condiciones de posibilidad han permitido ciertos contextos, lenguajes y acciones. En no pocas ocasiones el ejercicio filosófico se ha decantado por la interpretación de textos, por la permanente vuelta a problemas de orden metafísico, el origen de las cosas etc. Ejercicios académicos, por demás, apreciables y válidos. Pero la intención de esta tesis apunta a otros horizontes, en este caso, busca hacer de la filosofía una herramienta de comprensión sobre los problemas específicos que ha tenido que sufrir la sociedad colombiana y una punta de lanza para extender preguntas qué posibiliten entender cómo ha sido factible un conflicto tan extenso y cruel. Es por ello que este trabajo hace uso de una serie de conceptos que viene proponiendo el filósofo italiano Giorgio Agamben en sus trabajos de filosofía política que buscan explicar cómo en la Europa del siglo pasado y en este, ciertas vidas pueden ser desechadas, despreciadas y asesinadas sin que esto se convierta en delito. A una persona que sufre tal vejamen él la denomina “Nuda vida”, o “vida desnuda”, situación que, como él ejemplifica, vivieron los judíos en la Segunda Guerra Mundial, los palestinos en el actual conflicto árabe-israelí, los migrantes que buscan una oportunidad en Europa o las víctimas civiles en las guerras contemporáneas. El término de “Nuda vida” se asocia con lo que vivían algunos esclavos en el imperio romano, cuya vida podía ser sacrificable sin que esto constituyera un delito, o un acto punible, era una vida sagrada, dispuesta para el sacrificio, un “homo sacer”, de allí el título que ha dado nombre a la obra que ha hecho más visible al filósofo italiano. El conflicto colombiano ha sido bastante estudiado, pero no por ello se cierran las puertas a nuevas comprensiones, situación que no se reduce a un mero ejercicio académico, e incluso filosófico, sino como una puerta de partida que permita construir un entramado de ética política donde no sea viable la “Nuda vida”. La situación de Colombia y el concepto mismo, dan qué pensar sobre las condiciones que han posibilitado que existan vidas que no valgan la pena, que haya sectores de la sociedad que consideren que su existencia debe darse en el lugar de la comunidad política, en donde tienen derechos y oportunidades (Bios), pero a costa de otras existencias, de las cuales se cree que no valen nada, que su sangre es el precio a derramar para que subsista la primera. Los actores armados del conflicto han contribuido a extender desde el uso de las armas, pero también desde ciertas formas de ideologías políticas que es necesario acabar con ciertas formas de ser y de pensar que deben ser exterminadas. En Colombia se han creado una serie de subjetividades y discursos que han dado paso a la existencia de “vidas desnudas”, una red de relaciones que han dado soplo y soporte a un conflicto en el que la vida de ciertas personas puede ser considerada despreciable. No es viable una sociedad que cree que hay vidas y muertes que merecen ser lloradas y otras que no. De modo que, sí se quiere romper dicha dinámica, es necesario recurrir a una memoria pedagógica que empiece a producir otras condiciones de existencia, que construya una narrativa del conflicto en donde sea posible hablar de vidas que se perdieron porque hubo sectores de la sociedad que pensaron que podían prescindir de ellas y creer que no podían ser juzgados por tales crímenes. La memoria pedagógica que le abre paso a voces que narran la experiencia de haber sido considerada “vidas desnudas” rompe la cadena del olvido en la que asesinatos y atropellos que se cometieron dejan de ser meras cifras y se transforman en el rostro de personas que reclaman ser nombradas en nuevos relatos que dan cuenta de historias que nunca antes se habían contado. Colombia tiene un camino largo que recorrer a la hora de verse al espejo y reconocerse. Hacer filosofía en este país demanda abrir nuevas perspectivas de pensamiento en la que se aborden elementos de la coyuntura que no son ajenos a la hora de construir preguntas significativas y ejercicios del pensamiento de hondo calado. Por lo tanto, resulta ineluctable, abordar lo que nos ha traído hasta aquí como comunidad social y política, empezar a construir nuevos escenarios de la política en donde sea posible una ética que impida las vidas “sin valor” y que visibilice las estructuras que reproducen formas de pensamiento en las que se crean que no todos los hombres y mujeres tienen derecho a la participación plena de la vida social