La represión franquista en el País Vasco. Cárceles, campos de concentración y batallones de trabajadores en el comienzo de la posguerra

  1. Badiola Ariztimuño, Ascensión
Dirixida por:
  1. Ángeles Egido León Director

Universidade de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 02 de xuño de 2015

Tribunal:
  1. Glicerio Sánchez Recio Presidente/a
  2. Rosa Martínez Segarra Secretario/a
  3. Pedro Barruso Barés Vogal

Tipo: Tese

Resumo

La presente tesis aborda la represión franquista aplicada a las provincias de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa en la primera posguerra, con la aclaración de que ésta comenzó en este territorio ya en 1936 para Álava y Guipúzcoa y en 1937 para Vizcaya, que fueron ocupadas por las tropas sublevadas cuando todavía gran parte de España estaba en plena guerra civil. El estudio pone de manifiesto tanto los paseos y asesinatos de 1936 (en Álava y Guipúzcoa) como los fusilamientos con consejo de guerra de los años subsiguientes, la política de canjes seguida desde el gobierno de la República, la represión del clero vasco como parte de la iglesia católica que fue considerada disidente del régimen y la reclusión en cárceles vascas de hombres y mujeres procedentes de toda España, tras el análisis de 11.691 expedientes y 1.200 sumarísimos en archivos militares y locales. La presente investigación dedica un capítulo específico a la represión femenina de las cárceles de Amorebieta y Durango en Vizcaya, así como de Saturraran en Guipúzcoa, por tratarse de centros penitenciarios especialmente creados para recluir a mujeres republicanas condenadas a penas de larga duración. Las primeras mujeres que llegaron a Saturraran eran madrileñas, pero a lo largo de 1937-1939 fueron ingresando un 27% de asturianas, así como de otras cárceles femeninas distribuidas por toda la geografía española. Las prisiones provinciales vascas fueron depósitos de penados procedentes de los campos de concentración de los frentes caídos de Asturias, Cantabria, entre estos, muy en especial, los integrantes del ejército vasco caídos a raíz del fallido Pacto de Santoña, y en 1938 los llegados del frente Aragón, así como de todos aquellos detenidos gubernativos en base a denuncias que, sometidos a consejo de guerra, fueron castigados con pena de cárcel. Sin embargo, estas tres prisiones provinciales, cada una con sus especificidades, fueron lugar de tránsito hacia otras cárceles de cumplimiento de pena como Valdenoceda (Burgos) y la del Puerto de Santa María de Cádiz, entre otras. Las tres fueron prisiones mixtas y albergaron además de presos políticos, presos y presas comunes. Si bien, es cierto que el número de personas fusiladas con consejo de guerra en este territorio fue inferior que en otros lugares de la geografia franquista, dada la proximidad de la frontera y de que quien pudo huir lo hizo, la verdadera represión se centró en los que no pudieron escapar. Se ejecutó a todos aquellos culpados de perseguir (detener, juzgar, encarcelar, asesinar o incluso únicamente insultar) a personas de derechas por haber sido guardianes de custodia de los barcos prisión, oficiales de prisiones en las épocas de las matanzas de presos afectos al Régimen, o por haber sido jueces, miembros de tribunales populares y Juntas de Defensa. También a los propagandistas de ideas rojas o rojo-separatistas entre los que se incluyó a periodistas por los artículos que escribieron en la época republicana, a cargos políticos y gente afiliada que pidió el voto para el Frente Popular, así como a todos los que procedentes del frente enemigo o habían sido oficiales o fueron acusados de un segundo cargo que los hizo irremediablemente peligrosos para la Causa. Previamente a su entrada en las cárceles muchos prisioneros de guerra pasaron por los campos de concentración que hubo en territorio vasco (Deusto, Orduña, Murguía e Irún). Estos centros de detención creados por la Inspección de Campos de Concentración, que fue dirigida por el coronel Martín Pinillos, fueron lugares para clasificar a los detenidos sin juicio previo en afectos o desafectos al Régimen. Miles de estos prisioneros de origen vasco, asturiano, cántabro, catalán, valenciano, castellano-leonés y manchego, madrileño, andaluz, etc., fueron enviados desde estos campos para realizar trabajo forzado en los batallones de trabajo de las minas, de fortificaciones, de construcción de carreteras y ferrocarril, del aeropuerto de Sondika.