La verdad en Unamuno
- Aguiar Baixauli, Delia
- Manuel Fraijó Nieto Director/a
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 11 de diciembre de 2013
- Diego Sánchez Meca Presidente
- Anselmo Manuel Suances Marcos Secretario/a
- Tomás Domingo Moratalla Vocal
- Antonio Miguel López Molina Vocal
- Julian Carvajal Cordón Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Por lo general, siempre se había considerado que los temas fundamentales en Unamuno eran la muerte, la inmortalidad, la religión, España, etc. Sin embargo, atendiendo a lo que subyace a esas preocupaciones, o yendo algo más allá de ellas, o quizá simplemente desde otro enfoque, se podría considerar que el tema fundamental en Unamuno es el tema de la verdad. La tesis trata de defender esta idea. La verdad en Unamuno consiste en decirse a uno mismo. Se trata de una verdad personal, subjetiva, que admite también el error, pues, tal como él mismo señala, ¿no es el error, sino la mentira, lo que mata el alma¿. La verdad así considerada no se agota nunca, su búsqueda es algo intrínseco al ser humano, su principal deber y lo que da sentido a su vida. Pero la verdad siempre anhela más verdad y, por tanto, ha de tener garantías de continuidad. Si a Unamuno le preocupó la muerte fue, en parte, por la pérdida de conciencia que ésta supone y, por tanto, del ejercicio de la verdad. Tras ofrecer una investigación previa sobre los autores que defendieron anteriormente esta idea, que fueron pocos y siempre de forma breve (en artículos e introducciones), con ligeras alusiones y sin llegar a desarrollarla nunca por completo, mostraremos cómo para Unamuno la verdad tiene un sentido moral, en el sentido de decir la verdad siempre, aunque nos perjudique, y otro ontológico, como ejercicio de expresión de la subjetividad. El trabajo ofrece, en una primera parte, un recorrido por el contexto social e histórico en el que Unamuno forjó su idea de la verdad, así como los aspectos biográficos que guardan relación con dicha idea. En una segunda parte se trata de aquellos filósofos que influyeron a Unamuno en la formación de la idea de la verdad, Kierkegaard, Nietzsche y Ortega, a los que el pensador vasco leyó a fondo. Aunque sus ideas de la verdad no coincidan plenamente, sí tienen tintes similares. En una tercera parte se trata sobre la relación de la verdad con la fe y la duda, analizando aquellas novelas y artículos en los que se puede observar que la fe es también, en el fondo, un ejercicio de la subjetividad, pues, como sabemos, la fe en Unamuno consiste en querer que Dios exista y en crearlo con la imaginación. En una cuarta parte se ofrece la relación de la verdad con la muerte y cómo, en realidad, bajo esta preocupación por la muerte se oculta la preocupación por la verdad, a partir de la interpretación unamuniana de dos conceptos de Spinoza: ¿conatus¿ y ¿cupiditas¿. Unamuno llega a considerar la conciencia como la esencia del ser y, por tanto, el morir, que supone el final de la conciencia, implica también el fin del ejercicio de la verdad. Unamuno defiende que es tarea del ser humano dejar constancia de lo que cada uno es. No en vano señaló A. Machado, en su ¿Divagaciones¿, refiriéndose a un libro de Unamuno: «Y abriendo el libro al azar, me encuentro con esta frase que no vacilo en reputar portentosa: ¿la verdad no es lo que nos hace pensar, sino lo que nos hace vivir¿. Y acaso esto resume todo el pensamiento de Unamuno».