La Política Exterior de las Administraciones de George W. Bush (2001-2008)Consecuencias para la seguridad internacional
- Enrique Vega Fernández Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 2015(e)ko azaroa-(a)k 26
- Pere Vilanova Vilanova Presidentea
- Raquel Regueiro Dubra Idazkaria
- Javier Gil Pérez Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La tesis analiza en profundidad las consecuencias que en el ámbito de la seguridad internacional han derivado de la política exterior implementada durante los dos mandatos presidenciales de George W. Bush (2001-2008) y cómo influyeron en los últimos los fundamentos ideológicos neoconservadores de los miembros más cercanos al presidente en sus Administraciones. Los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001 por al-Qaeda en territorio estadounidense se significaron como catalizadores de la implantación de las tesis neoconservadoras en la agenda de la Administración del presidente George W. Bush: su denominada política de guerra global contra el terrorismo como instrumento para satisfacer su auténtica agenda, esto es, el establecimiento de un orden internacional favorable a los intereses nacionales de Estados Unidos e impedir el surgimiento de potencias hegemónicas regionales o globales que pudieran rivalizar con dicho orden mundial. Con el supuesto objetivo de combatir contra la amenaza terrorista, expandir democracias (entiéndase por ello democracias liberales) y salvaguardar los derechos humanos bajo su visión mesiánica y moralista en cuanto al papel que Estados Unidos ha de desempeñar en el mundo, la Administración de George W. Bush adoptó una política exterior unilateralista y una perspectiva instrumental de las organizaciones internacionales a la hora de abordar sus objetivos exteriores. Sin embargo, con su denominada estrategia de guerra global contra el terrorismo, la Administración de George W. Bush consiguió que, al contrario de lo que supuestamente pretendía, el mundo fuera más inseguro a nivel global, con un muy notable incremento de la inseguridad y la violencia a nivel internacional y de la expansión geográfica del terrorismo yihadista en áreas en las que previamente no existía, creando un nuevo emergente desorden mundial con consecuencias aún por determinar.