La Grecia inventadacontinuidad y reconstrucción (elementos para la construcción del pasado ideal en el cine griego del siglo XX)
- Aguilera Vita, Antonio Joaquín
- Salvador Mas Torres Director
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 20 de octubre de 2017
Tipo: Tesis
Resumen
La importancia que para la configuración de la Europa contemporánea ha tenido la Grecia clásica está fuera de toda duda. Tanto su lengua como su cultura han sido origen de instituciones, ideas, manifestaciones artísticas, concepciones filosóficas, que hoy asumimos como propias e indiscutibles. Conceptos como filosofía, tragedia, arte, historia, democracia, justicia, nación, ética, se consideran nacidos o, cuando menos, esbozados, dentro de una civilización que, en un breve espacio de tiempo y en las penínsulas y costas que baña el Mediterráneo oriental, generó un corpus escrito cultural que no tenía parangón en las otras grandes civilizaciones del momento, incluidos los grandes imperios. La asimilación de toda esa tradición por parte del Imperio Romano y lo que supuso para la difusión de la misma a través de los territorios conquistados por este, además de la unificación cultural que supuso el cristianismo aceptado y adoptado por el Imperio, ha provocado que los europeos terminaran por sentirse herederos de aquella civilización grecolatina. Por eso, en la idea de Europa permaneció durante siglos la idea de aquella Grecia esplendorosa. Pero es a partir del Renacimiento cuando se vuelven los ojos de nuevo hacia la Antigüedad Clásica, en el momento en el que los territorios en que se desarrolló el helenismo estaban bajo la administración y el dominio del Imperio Otomano, un imperio musulmán que amenazó durante varios siglos al cristianismo europeo. Con la Ilustración y sus valores modernos, comienza un proceso de recuperación para Europa de su pasado originario, esta vez bajo una mirada estética que parte los estudios de Winckelmann y con el empuje del pensamiento idealista alemán y el movimiento romántico europeo. Consecuencia de todos esos procesos será la creación del Estado moderno griego, ceñido a los territorios de mayor tradición clásica, dejando a un lado las aspiraciones helenas de recuperación de las ciudades de Asia Menor y particularmente la que consideraban su capital histórica, Constantinopla. Con ello, la idea occidental de la Grecia Clásica termina por formar parte, no sin problemas, de la Grecia Moderna, que ha de aceptar una lectura de su propio pasado importada de las potencias europeas que la tutelaron en el proceso, generando una serie de escisiones que provocaron en la sociedad helena un proceso de enfrentamientos que habría de alargarse durante siglo y medio. Un caso particular de manifestación artística, que refleja buena parte de las aporías y esquizofrenias de la formación del nuevo imaginario del helenismo, es el cine, arte surgido prácticamente con el siglo XX, que ha crecido con él, imprimiendo en sus imágenes la historia misma de nuestro mundo contemporáneo y del que Grecia ha sido un escenario privilegiado. Así, el objetivo general de este trabajo consiste en un acercamiento al imaginario del helenismo, es decir, a la idea con la que Grecia y los griegos se han dotado a sí mismos como comunidad, dentro de un Estado moderno independiente, pero un acercamiento a través de un texto privilegiado como es el cine, su cine nacional, con sus tópicos y sus grandezas. Para ello, analizamos en la primera parte, cuáles son los elementos que han forjado el nuevo imaginario del helenismo y con qué elementos se ha sostenido y pensado y en una segunda parte, nos acercamos al cine griego, descubriendo lúcidas señales de su desarrollo, con sus contradicciones, sus fisuras, sus variantes y sus enfrentamientos, sus tópicos provisionales y sus valoraciones y críticas. Nos acercamos a ellos a través de tres películas clave que suponen un componente de calidad artística en el cine heleno en los años 50 y que marcarán la cinematografía del país. Se trata de Estela (1955) de Mijalis Cacoyanis, El ogro (1956) de Nicos Cúnduros y Nunca en domingo (1960) de Jules Dassin. Las tres completarán una imagen de la Grecia moderna, con su música, sus tipos sociales, sus escisiones ideológicas, sus manifestaciones artísticas, que no sólo será asimilada por la mayoría de la población del país, sino que servirá de presentación de la identidad helena ante el resto de las naciones europeas. En las conclusiones añadimos que parte de los logros de las tres películas provienen de utilizar los mejores elementos de un cine que llamamos de vidente, que rompe con el modo clásico de presentar la imagen y que permite convertir el lenguaje cinematográfico en una forma moderna de presentar la tragedia clásica, de lo cual, los autores estudiados son perfectamente conscientes. La tesis se completa con una bibliografía completa, la relación de las fuentes filmográficas estudiadas, las producciones más destacables de la cinematografía griega con una sucinta ficha técnica y un apéndice dedicado a uno de los autores emblemáticos de la cinematografía griega, Teo Anguelópulos, que parece dar una vuelta de tuerca al imaginario aceptado del helenismo en las postrimerías del siglo XX e inicios del XXI. Se cierra con un glosario de términos griegos intraducibles que forman parte indiscutible del imaginario estudiado en el grueso de la tesis.