Arquitectura y urbanismo en Jerez durante el reinado de Isabel II
- CABALLERO RAGEL, JESÚS
- Juan Ramón Cirici Narváez Director/a
Universitat de defensa: Universidad de Cádiz
Fecha de defensa: 16 de de desembre de 2013
- María Dolores Antigüedad del Castillo-Olivares Presidenta
- Fernando Pérez Mulet Secretari/ària
- Teodoro Falcón Márquez Vocal
Tipus: Tesi
Resum
En la tesis se analiza el auge artístico que vivió Jerez de la Frontera durante el reinado de Isabel II, así como el desarrollo urbanístico que vivió la ciudad. Jerez fue una ciudad que vive en el siglo XIX un gran apogeo económico debido a la industria del vino. Jerez, en este siglo, llegó a ser una de las ciudades más prósperas de España, hecho relacionado con el desarrollo del negocio vinatero. Jerez se convierte en una ciudad industrial y un centro mercantil de primer orden. La población de la ciudad, en un siglo, se duplica. Este desarrollo se tradujo evidentemente en un alto desarrollo arquitectónico y urbanístico. Jerez se remodela casi por completo en su caserío urbano, siguiendo las normas de la arquitectura academicista enseñada en las Academias de Bellas Artes. Jerez se moderniza acorde con las ideas urbanísticas racionales de su tiempo. Las calles se hacen rectas, conllevado numerosos cambios de fachadas de edificios, que avanzan o se retranquean amoldándose a la línea recta que deben seguir ahora las nuevas calles. Toda la ciudad se pavimenta y se canalizan las aguas, aumentando así el nivel de higiene necesario para una mejora de la calidad de vida. Se crean nuevos equipamientos públicos demandados por la ciudad: se regulariza el servicio de basuras mejorando la higiene de la ciudad; un cementerio general, dejando de enterrarse en las iglesias; un amplio y saneado Mercado de Abastos; una nueva plaza de toros donde acuden las primeras figuras de la por entonces sí fiesta nacional; un teatro amplio y cómodo para el desarrollo del arte dramático que tanto gustaba a la sociedad burguesa que ahora domina la ciudad. Jerez se ilumina, con alumbrado de aceite, de gas y electricidad sucesivamente. Surge una de las primeras vías férreas de España para la salida de las botas de vino por la Bahía de Cádiz. Surge un primer prototipo de tranvía, un ferrocarril tirado por caballerías. Surge el ferrocarril urbano o de las bodegas. Se crean nuevas plazas públicas con la demolición de los conventos desamortizados. Llega el agua de Tempul a fuentes públicas y casas de la ciudad. Se crean bodegas por todas partes, sobre todo en el exterior de la ciudad, así como dependencias relacionadas con el negocio del vino: escritorios, alambiques con sus chimeneas, trabajaderos de tonelería, etc. La arquitectura jerezana del XIX seguirá los patrones que se siguen en el resto de España, predominando la arquitectura academicista. Esta arquitectura se basa en la línea recta, en la iluminación y ventilación de los espacios interiores, es la escasa decoración de las fachadas, en la simetría de los vanos, en la elegancia clásica. La arquitectura bodeguera seguirá un patrón diferente, y dejará su sello particular en la ciudad. El historicismo arquitectónico será escaso, con algunos ejemplos neomudéjares, neogóticos y alhambristas. Existirán pocos, pero muy significativos ejemplos de la arquitectura del hierro, realizado por ingenieros y arquitectos. A final de siglo, el eclecticismo arquitectónico será más evidente, mezclando el academicismo arquitectónico con una mayor decoración neobarroca de las fachadas. Será el arquitecto Francisco Hernández Rubio, quien con una nueva visión modernista y pre-regionalista, dé un nuevo rumbo a la arquitectura jerezana, realizando la transición a la nueva arquitectura del siglo XX. En esta remodelación completa de la ciudad van a trabajar arquitectos, maestros de obras y aparejadores muy cualificados que nos van a legar una ciudad nueva, elegante y habitable. La mayoría de estos artistas son hoy desconocidos para el gran público. Entre los arquitectos hay que citar la labor que desarrollaron en Jerez Balbino Marrón y Ranero, José de la Coba y Mellado, José San Martín, Valentín Domínguez, José Esteve y López, Elías Gallego y Díaz, Manuel García del Álamo, etc.. Entre los maestros de obra titulados, cuya labor no desmerece para nada la labor de los arquitectos, hay que citar a Francisco de Paula Soto, Agustín García Ruiz, Diego Filgueras, Juan de Dios Machorro, Lutgardo Ruiz, Antonio de la Barrera y Gamboa, etc. Importante fue también la arquitectura del hierro, destacando la labor de la empresa de fundición jerezana de Gutiérrez y Cía y su importancia en los elementos de hierro que adornaban la ciudad. También se hipotiza sobre la autoría del edificio del Recreo de la Cadenas por el arquitecto francés Samuel Revel.