La dimensión política de la estética y el «arte crítico» en la filosofía de J. Rancière

  1. Wenger Calvo, Rodolfo
Dirixida por:
  1. Cristina Rodríguez Marciel Director

Universidade de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 25 de novembro de 2020

Tribunal:
  1. Cristina de Peretti Peñaranda Presidente/a
  2. Jordi Massó Castilla Secretario/a
  3. Laura Llevadot Vogal

Tipo: Tese

Resumo

Esta tesis doctoral se centra en el pensamiento de Jacques Rancière y más específicamente en las relaciones que se establecen en su filosofía entre el arte, la estética y la política. Esto se desarrolla teniendo en cuenta que en la filosofía de Rancière existe un proyecto de «emancipación estética» a través del arte, basado no en una estructura abstracta o formal, sino en evidencias sensibles que designan a la vez un conjunto común y las partes que están excluidas de él. Conceptos como: «escena», «igualdad de las inteligencias», «reparto de lo sensible», «regímenes de pensamiento del arte», «emancipación estética», «espectador emancipado», «política/policía», «democracia/post-democracia», «políticas estéticas», entre otros, son abordados a partir de varios interrogantes: ¿Cómo se puede relacionar la estética con la política? ¿Cómo se concibe la estética en términos de distribución o reparto de lo sensible? ¿De qué manera se puede hablar de una estética de la política, de políticas estéticas y del arte? ¿Qué tipo de interrelaciones se pueden dar entre el arte y la política? ¿Cómo es posible una política estética que reivindique el arte en su potencialidad crítica? Esta tesis desemboca en el planteamiento de que el arte no es político o «crítico» por los mensajes y los sentimientos que transmite sobre el orden del mundo, ni por la manera como representa las estructuras de la sociedad, los conflictos o las identidades de grupos sociales, sino que es político por la distancia misma que toma en relación con esas funciones, por el tipo de tiempo y de espacio que instituye; por la forma mediante la cual corta este tiempo y puebla ese espacio. Toda una invitación a repensar el arte como poder de ficción que permite reconfigurar un nuevo reparto estético, político y social más igualitario del mundo. En lugar de la linealidad que propone una sucesión entre pre-modernidad, modernidad y postmodernidad en la historia del arte o que asume la «politicidad del arte» en términos de una oposición simple entre el «arte por el arte» y el «arte comprometido», lo que plantea Rancière es que lo que se da en el régimen estético del arte es una tensión originaria y permanente entre dos grandes políticas de la estética: la política del devenir-vida del arte y la política de la forma resistente, que hace que la autonomía y la heteronomía del arte adquiera diversas facetas, diversas formas de manifestarse. De esta manera, el arte no constituye un ámbito o una esfera independiente o autónoma de la actividad humana, sino que implica en sí mismo una determinada «política», dado que conlleva un determinado «reparto de lo sensible». Pero no se trata de apelar a una «política estetizada» ni a un arte comprometido políticamente por su contenido de denuncia, sino más bien de resaltar un arte que replantea una reconfiguración del espacio público, posibilita una nueva redistribución de lo sensible, en términos de una modificación de las fronteras entre lo que es asumido comúnmente como visible de lo que no lo es; de lo que es considerado como audible o solo como mero ruido.