The satirical reception of the new learning in English Literature, 1592-1743

  1. Jenkins, Philip
Dirigida por:
  1. Pedro Javier Pardo García Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 02 de octubre de 2019

Tribunal:
  1. Román Álvarez Rodríguez Presidente/a
  2. Antonio Ballesteros González Secretario
  3. María Jesús Lorenzo Modia Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 631318 DIALNET

Resumen

El tema de esta tesis doctoral es la recepción satírica de la nueva erudición entre 1592 y 1743. Bajo la etiqueta de la nueva erudición se entiende el anticuarismo, la filosofía natural y la crítica textual. El primer ejemplo que he encontrado de la recepción satírica del anticuarismo es el texto Pierce Pennilesse his Supplication to the Devil (1592) de Thomas Nashe; el último trabajo en el analísis de la crítica textual es The Dunciad in Four Books (1743) de Alexander Pope. En cada uno de los tres campos de conocimiento distintos comenzó a suceder algo nuevo en la época indicada. Los anticuarios se interesaron por los restos físicos del pasado con el fin de entender mejor lo que había pasado antes. Los filósofos naturales, alentados por los escritos científicos de Bacon, abrazaron el modelo empírico de la investigación y rechazaron a los ideas de Aristóteles como un callejón sin salida. Los críticos de texto trajeron su fe en la propia capacidad de corregir textos literarios defectuosos antes de un general de lectores, primero en los textos de la literatura clásica y en segundo lugar en las obras de Shakespeare. Las tres formas de entendimiento eran contrarias a la comprensión predominante del conocimiento durante la época, que era que el conocimiento provenía de textos y, sobre todo de la literatura clásica antigua. Como resultado de esto, el anticuario, el virtuoso y el crítico textual todos llamaron la atención de los satirístas de la época, que permanecieron leales a las viejas formas de conocimiento. La tesis tiene como punto de partida la afirmación de Pedro Javier Pardo de que hay un cuerpo identificable de literatura que consiste en sátiras sobre la pedantería en el siglo XVIII. Identifica figuras como el crítico textual y el virtuoso entre otros como los vehículos de esta sátira y asesora que las Memoirs de Scriblerus (1741) son el epítome del género o modo. He ampliado mi marco de referencia hasta la última década del siglo XVI al incluir la figura del anticuario como otro ejemplo de lo que es efectivamente una nueva forma de erudición que trató de desplazar el dominio de pensadores como Aristóteles y Galeno. En el siglo XVII el pensamiento de Aristóteles resultaba restrictivo a importantes pensadores contemporáneos. El marco lógico de la forma de ver el mundo de los Antiguos fue proporcionado por el Organon de Aristóteles (siglo 4 A.C.), seis tratados sobre la lógica, incluyendo los Primeros Analíticos, que exploraron cómo definir la verdad y lo que podría decirse al respecto. Es de destacar en los Primeros Analíticos que especifica que las conclusiones de una manifestación científica deben ser deducibles desde los primeros principios, seguramente lo que significa que los primeros principios determinan el resultado del experimento. Aristóteles consideraba que el silogismo era fundamental para la lógica, una secuencia de tres afirmaciones, las dos primeras de las cuales resultan en la tercera. Mientras que el silogismo servía a los filósofos, también podría restringirles, como pensó Bacon, debido a su estructura inclusiva. Esto podría resultar en la así llamada falacia del silogismo. La ruptura epistemológica que precipitó el desarrollo de la filosofía natural en el siglo XVII a lo largo de líneas experimentales se encuentra en la obra de Francis Bacon (1561-1626). Este escribió Novum Organon Scientiarum (1620), cuyo propósito queda claro en el título dado a una traducción de mediados de del siglo XIX: The Novum Organon: Or, a True Guide to the Interpretation of Nature. Argumenta que las viejas formas de pensar excluyeron al hombre de la naturaleza, en lugar de permitirle acceder a ella y la capacidad de entenderla. También consideró el silogismo como una forma dudosa de la lógica, ya que hizo uso de palabras que a su vez representaban conceptos confusas. La solución era preferir la técnica de la inducción al silogismo, basada en la observación y las conclusiones extraídas de la observación experimental. La reacción por parte de los poetas y los ingenios del día a los experimentos que se llevaron a cabo allí fue lo de la incomprensión. Y fue así porque estaban todavía cómodos con el status quo ante aristotélico. Fue esto lo que condujo al fenómeno de la recepción satírica de la filosofía natural. A principios de la tesis voy a mostrar la importancia de las obras de Bacon por el fenómeno nuevo. En esta tesis tengo la idea de que la recepción satírica de la nueva erudición en la literatura inglesa entre 1592 y 1743 representa, por un lado, una respuesta satírica a tres nuevas disciplinas: el anticuarismo, la filosofía natural y la crítica textual – y, por otro, un registro de una mala comprensión literaria. Esto fue una sátira escrita según una vieja forma de pensar que pronto iba a dar paso a la nueva que informaba a los blancos satíricos. Tal sátira preserva creencias que ya están anticuadas y ofrece la lección histórica que él que se burla de algo puede haber condenado erróneamente una nueva forma de conocimiento porque era incompatible con las ideas actuales del día. De los tres tipos diferentes de la erudición nueva que examino, el anticuarismo fue cronólogicamente el primero por el que he recogido la evidencia. La antigüedad como palabra significaba mucho tiempo pasado, pero, como un interés en lo que queda del pasado, la palabra pasó al plural para significar el material que quedaba. Como campo de conocimiento representaba un intento de entender el pasado a través de objetos físicos que permanecían en la superficie de la tierra o enterrados debajo de ella, así como a través de registros escritos. Se pensó que el título de Antiquary había sido dado a John Leland por Enrique VIII para significar un custodio oficial o registrador de antigüedades, aunque esto resulta no ser el caso. No fue hasta la publicación de Britannia en latín en 1586 y en inglés en 1610 que el anticuarismo tenia un verdadero enfoque. En lo que fue la obra fundacional de la disciplina, Camden (1551-1623) trató de establecer la ubicación física de la Gran Bretaña romana no solo por las fuentes escritas, sino también los restos físicos como monedas e inscripciones. Otra obra importante fue la Marmora Arundelliana (1628), que contiene un inventario y una descripción de un envío de estatuas y piedras inscritas pertenecientes a Thomas Howard, Conde de Arundel (1585-1654). El así llamado Mármol de Paros fue entre las piedras y por primera vez su inscripción proporcionó una posibilidad de sincronizar la historia antigua a través de diferentes culturas. Así que el anticuarismo aquí hizo una contribución muy clara al avance del conocimiento. Los anticuarios como estos volvieron en una diana satírica, como veremos, de parte de escritores como Thomas Nashe (baut. 1567-c. 1601), Everard Guilpin (b. c. 1572), John Donne (1572-1631), John Earle (c. 1598-1665) y Samuel Butler (baut. 1613-80), en la prosa de Thomas Nashe (1592), en la poesía de Guilpin (1598) y Donne (1590s), los caracteres en prosa de Earle (1628) y Samuel Butler (probablemente escritos entre 1667-9; editados en 1759). Además, el conocimiento del pasado también se convirtió en algo peligroso en la corte de Carlos I, que vio una fascinación por los precedentes como desfavorable a sus propios intereses. Esto dio lugar a una cierta cantidad de sátira sobre los anticuarios por los satiristas conectados a la corte de Carlos. La comedia The Antiquary (1641) de Shackerley Marmion es el ejemplo principal. Una forma de comentar la diferencia entre el anticuario y la primera manifestación del virtuoso, con quien puede confundirse fácilmente, es la siguiente. Pueden haber estado interesados en las mismas cosas, pero el anticuario era más probable que intentara entender el pasado a través de lo que recogió y sistematizar las conclusiones en un libro, mientras que en el caso de la propiedad del virtuoso poseer no significaba necesariamente entender. La posibilidad de esta confusión apunta al hecho de que, de las palabras utilizadas para describir los tres protagonistas de esta tesis, el anticuario, el virtuoso y el crítico textual, es el virtuoso que tuvo el uso más complejo. En su sentido histórico, la palabra llegó a tener una serie de significados distintos. Sin embargo, La palabra “virtuoso” llegó a tener un significado muy diferente después de la restauración de Charles II (1630-85) y la inauguración de la Royal Society. El sentido en el que me preocuparé principalmente por los virtuosos de esta tesis es como socios de esa asociación. Virtuoso fue la palabra elegida para indicar a un socio de esta institución y, a partir de 1660, los virtuosos estaban principalmente interesados en la filosofía natural o, para utilizar un término más contemporaneo, la nueva ciencia. Tal vez sigue existiendo la sospecha de que no todos los socios de la Royal Society estaban buen informados como los principales protagonistas. Los intereses de un virtuoso podrían ser más amplios que la filosofía natural y podrían incluir intereses anticuarios, en consonancia con su enfoque anterior. A menudo eran personas ricas, que recogieron lo que estaba de moda. Los fundadores de la Royal Society se celebran hoy como los pioneros de una ciencia que ha llegado a informar y dar forma a nuestras vidas. Lo que a menudo no se aprecia, sin embargo, es que sus miembros fueron objeto de una hostilidad incesante durante los primeros cien años de la existencia de la Society. Esto no se expresó en ninguna parte más claramente que en las respuestas satíricas de la época. Estas incluyeron varías de Samuel Butler, inclusos unos versos sobre el microscopio en Hudibras, The Second Part (1663); The Elephant in the Moon (probablemente 1675; editada 1759), una sátira en verso sobre el telescopio. The Virtuoso (1676), la comedia de Thomas Shadwell; The Transactioneer (1700) de William King y las Useful Transactions in Philosophy (1709). Ambos textos sirven a que se referían a los aspectos satirizantes de las Philosophical Transactions of the Royal Society. El tercer ejemplo de la nueva erudición en la tesis serán las prácticas de la crítica verbal o textual. Fue una disciplina asociada con la erudición clásica y que se centraba en la corrección de textos clásicos a la luz de la investigación manuscrita. Fue la última de la tres formas de la nueva erudición para convertirse en un blanco satírico de alrededor de 1710 en adelante. La temática se dejaba dominar por la personalidad de Richard Bentley (1662-1742) en la medida en que parte de la sátira escrita sobre el tema se refiere a sus rasgos de carácter, pero también debido a sus controvertidas ediciones de la poesía de Orazio (1711) y el Paradise Lost de Milton (1732). Bentley estaba muy convencido de la propia capacidad de hacer enmiendas conjeturales a los textos, y en ambas ediciones los cambios que realizó a los textos establecidos parecían equivocados a muchos. Lewis Theobald trató de imitar las técnicas de Bentley en Shakespeare Restored (1726), una obra que criticó fuertemente una edición reciente de las obras dramáticas de Shakespeare editadas por Alexander Pope (1688-1744). Desde entonces, el trabajo de Theobald ha sido reconocido como el primer ejemplo de la crítica textual que se aplica con éxito a la literatura inglesa. Sin embargo, en ese momento Pope recibía tales críticas con poco gusto y así respondió satirizando a Theobald en The Dunciad Variorum (1729), una épica burlesca con un aparato crítico paródico. Tras la edición de Paradise Lost de Bentley, Pope incorporó el retrato satírico de Bentley en The Dunciad in Four Books (1743). Para los detractores de la nueva erudición, el conocimiento fue la herencia de las autoridades clásicas como Aristóteles. Si el anticuario estaba preocupado por entender el pasado a través de los restos físicos; si el virtuoso trató de mejorar los escritos de los autores mediante el examen de los manuscritos, los tres trataron de entender por los trabajos actuales en lugar de por la antigua autoridad. Esto puede estar relacionado con los diferentes enfoques de los Antiguos y Modernos y la disputa subsiguiente entre sus partidarios. De la primera, la justificación del conocimiento derivado de los textos antiguos, mientras que para los Modernos procedía de la indignación llevada a cabo en el momento presente. Así que en cada uno de los casos aquí, estaban claramente alineados con los Modernos: el anticuario examina la evidencía física, como la ubicación de una ruina o monedas que han sido excavadas; el virtuoso que se ocupa de la filosofía natural lleva a cabo una serie de experimentos para obtener nuevas pruebas para sacar conclusiones; el crítico textual utiliza su visión del idioma y los manuscritos para proponer cambios a un texto. En este sentido, la aparición de la nueva erudición y la respuesta satírica a la misma puede colocarse en el contexto de la disputa entre los Antiguos y los Modernos.