Expresionismo, construcción y lenguaje de la forma arquitectónica
- CLIMENT ORTIZ, FRANCISCO JAVIER
- José María Mercé Hospital Director/a
Universitat de defensa: Universidad Politécnica de Madrid
Fecha de defensa: 12 de de setembre de 2007
- Juan Navarro Baldeweg President/a
- Iñaki Ábalos Vázquez Secretari/ària
- Francisco Javier Arnaldo Alcubilla Vocal
- Simón Marchán Fiz Vocal
- Hartmut Frank Vocal
Tipus: Tesi
Resum
Expresionismo, construcción y lenguaje de la forma arquitectónica "...Lo que es verdadero, será bello algún día", Bruno Taut El hombre de la foto sube por una escalera en un espacio que lo acoge pleno de luz, amplio y fluyente. Aunque la geometría de contorno es precisa y regular, la espiral de la barandilla, la lámpara-eje vertical del ojo de la escalera y los reflejos del pavimento y de los paramentos de vidrio denotan formas espaciales cóncavas y convexas. El edificio de la Unión de los Trabajadores del Metal, construido en Berlín en 1929, acusadamente moderno dentro del la idea de modernidad imperante al inicio de los años treinta, fue una de las últimas obras en que Erich Mendelsohn debatía la conveniencia de permanecer adscrito a su filiación expresionista. En éste edificio y en sus posteriores proyectos, empezó a manifestar el olvido de 'las blandas curvas orgánicas' por el paulatino empleo de 'losas estructurales de cantos marcadamente vivos'1. Eran los nuevos gustos imperantes con la irrupción de la mentalidad sachlich2. El expresionismo arquitectónico resultó ser una tendencia del siglo XX tempranamente olvidada. Con el amplio alcance que tuvo en la cultura alemana, junto a las influencias y concomitancias ocasionales con las coetáneas culturas figurativas holandesas, francesas y españolas, parece haber sido, unas veces no comprendido por los historiadores germanos y en otras, vilipendiado por los propagandistas del Movimiento Moderno. Giedion promulgó que los resultados de los expresionistas habían sido 'hechos transitorios' y no 'algo constituyente'. Pensaba que el movimiento expresionista no fue saludable ni posibilitó algún servicio para la arquitectura. Llegó a manifestar que 'los hombres que habían trabajado duramente en desarrollos de edificios, se abandonaron a un misticismo romántico, y soñaron con castillos de duendes para llegar a lo alto del Monte Rosa'2. Pevsner fue aún más explícito. En un escrito