Imagen y política de un reinadoLas exequias de Felipe IV
- RODRÍGUEZ ARBETETA, BENITO
- Juan Antonio Sánchez Belén Director
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 05 de octubre de 2021
- Feliciano Barrios Pintado Presidente/a
- Rafael Valladares Ramírez Secretario/a
- María Victoria Soto Caba Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El reinado de Felipe IV estuvo marcado por una dedicada situación política, militar y económica, mostrando una gran extenuación ya a mediados de su transcurso. Con el deceso del soberano en 1665 se cerraba un periodo de la Monarquía y se iniciaba otra fase que afectaba tanto al interior y exterior de sus fronteras, pues se dudaba que tuviera continuidad la casa reinante ante la débil naturaleza y menor edad del nuevo rey Carlos II. En este clímax político, y aprovechando la celebración de las exequias por el monarca fallecido en todo el ámbito de la Monarquía, ordenados los lutos por Real Cédula de la Reina Gobernadora a todas las instituciones y territorios, se establece un discurso de unidad en torno a la Corona como nunca anteriormente se había realizado, pues se comprueba no sólo en el grado de cohesión ya existente, sino también en la aportación de nuevos elementos que la reforzaban ante la crisis sobrevenida. Siendo esta etapa de transición la última oportunidad para definir el reinado, se ofrece una imagen global y completa a través de la arquitectura efímera, los libros de exequias, las relaciones, los sermones y otros elementos que alcanzan una dimensión política semejante a las de los tratados de buen gobierno y educación de príncipes, revelándonos una realidad ritual e histórica que nos muestra las redes, la organización y la cohesión de la Monarquía. Pero, ¿cómo se concreta ese discurso de unidad y cómo se visualiza en la población? El ceremonial constituye uno de los elementos clave, organizado por los representantes de la Corona en los virreinatos y gobernaciones, así como por las autoridades municipales y las eclesiásticas de cada diócesis o comunidad religiosa, cuando no por los claustros universitarios, sin apenas diferencias entre las poblaciones y los reinos, siguiendo una normativa muy parecida, salvo en aspectos muy puntuales, en ocasiones recopilada a partir de lo obrado en épocas anteriores. Así, estos actos se convierten en una clara muestra de la lealtad de los súbditos y de las autoridades virreinales y locales a la Corona, con los que se refuerzan los vínculos de las ciudades y los reinos con los soberanos, que en el caso de poblaciones como Lérida adquieren un especial significado tras su reincorporación a la Monarquía por el ejército de Felipe IV, restituida a su obediencia, de la que se había separado en los sucesos de 1640. Todo ello sin olvidar la unión entre la sociedad civil y la eclesiástica ante la muerte del soberano, mostrando una Monarquía en la que la Iglesia no se mantiene al margen por cuanto que colabora en las exequias de Estado ofreciendo sus templos, oficiando sus ministros misas y responsos por el monarca difunto, rezando por el buen gobierno de su sucesor. Respecto al discurso de unidad que se construye, este se difunde en los sermones pronunciados en las exequias, así como en los emblemas y jeroglíficos que decoraban el interior de las iglesias y los túmulos funerarios, elementos cuya carga política definen visualmente la Monarquía y, en ocasiones, pasarán de ser abstracciones teóricas para convertirse en símbolos nacionales. Por ello, y en el caso que nos ocupa, no sólo se ofrece un balance de la vida y reinado de Felipe IV con algunos –pocos- claroscuros, sino que se construye una narrativa dirigida a aglutinar a los súbditos en torno al nuevo monarca, la Regente y los ministros de la Junta de Gobierno, mostrando una Monarquía compacta, bien definida desde el punto de vista geográfico, estatal y nacional, pese a su dispersión espacial y su complejidad jurídica, que mira hacia el futuro sin temor, superadas las divisiones internas del pasado, con confianza plena en sus dirigentes. Unidad y lealtad son las palabras clave con las que se puede resumir el discurso político dirigido al orbe entero en las exequias fúnebres que las Españas celebraron por el Rey Sol hispano Felipe IV el Grande.