Condiciones de trabajo y salud en población mayor trabajadora y medidas para la promoción del envejecimiento saludable en el trabajo
- María José Sánchez Pérez Director/a
- Antonio Daponte Codina Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Sevilla
Fecha de defensa: 12 de julio de 2016
- Jaime Vila Castellar Presidente/a
- Eugenia Gil García Secretario/a
- María Isabel Baena Parejo Vocal
- Emilio Sánchez-Cantalejo Ramírez Vocal
- María del Puerto López del Amo González Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El aumento de la esperanza de vida de la población representa uno de los mayores triunfos de la humanidad, al tiempo que es uno de los principales desafíos estratégicos para los próximos años, tanto para nuestro país como para el resto de países de nuestro entorno. Los cambios demográficos globales están influyendo en la esfera laboral de manera que se espera que en la próxima década los países de la Unión Europea, incluida España, tengan la fuerza de trabajo de mayor edad de su historia, con una edad media entre 45 y 59 años. En respuesta al reto que supone el envejecimiento de la población para la sostenibilidad de los sistemas de bienestar se están desarrollando iniciativas sociales y políticas orientadas a prolongar la vida laboral. Estas propuestas se enfrentan sin embargo con un desafío importante, ya que el incremento en la esperanza de vida en los países europeos no ha implicado un aumento similar en la esperanza de vida libre de discapacidad (EVLD), y en especial en los grupos sociales y laborales más desfavorecidos. De hecho, algunos estudios previos parecen indicar que, si no se adoptan medidas estas propuestas pueden dar lugar a un aumento de las desigualdades en salud. Ante la situación anterior la promoción del envejecimiento activo y saludable se ha convertido en uno de los objetivos políticos de primer orden en el conjunto de la Unión Europea. Según el modelo de Envejecimiento saludable, que se utiliza como marco conceptual, junto a la edad otros ejes como la clase social y el sexo pueden interactuar definiendo necesidades y también oportunidades distintas en el ámbito laboral, y operar produciendo desigualdades en salud. En este sentido en nuestro país no existe evidencia científica suficiente sobre qué condiciones laborales y/o de trabajo, así como otros determinantes, se asocia más negativamente con la salud en general y con la percepción de capacidad laboral en población trabajadora en edades avanzadas. Y menos aún estudios que incorporen en este análisis el marco de las desigualdades sociales en salud (fundamentalmente de género y clase social). Comprender la asociación entre características laborales y de empleo y salud en población trabajadora mayor de 45 años, y las diferencias en dicha asociación en función de la clase social y el sexo tiene implicaciones potencialmente importantes para la prevención primaria de problemas de salud en población mayor trabajadora. Por otra parte, aunque la evidencia de la eficacia de la promoción de salud en el medio laboral está bien establecida, se necesitan estudios orientados a definir las posibles estrategias que hagan factible la implantación de las medidas de promoción del envejecimiento saludable en contextos laborales específicos. Esta tesis tiene por objetivo estudiar las desigualdades de género en las condiciones de trabajo en población mayor de 45 años y los factores asociados a la salud y capacidad laboral, así como identificar una lista de elementos claves para la puesta en marcha de programas de promoción del envejecimiento saludable en el trabajo. Se han utilizado diseños metodológicos distintos con uso de técnicas tanto cuantitativas como cualitativas. Se ha realizado una explotación de datos secundarios disponibles en el INE (Encuesta de Población Activa (EPA) del 2014 y cuarto trimestre del 2015, datos de mortalidad y datos de proyecciones) y en la OCDE (datos de Statistics on average effective age of retirement). Asimismo se ha usado la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 2011, y la VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (ENCT) de 2011. Por último, se utilizó un abordaje metodológico cualitativo a través de la Técnica Delphi para recoger la opinión de personas expertas. Los resultados principales constatan el aumento en la Esperanza de vida media, especialmente en los hombres. Esta situación está influyendo en la edad media de las y de los trabajadores, que está aumentando. Se han identificado desigualdades de género en todos los determinantes de la salud (siguiendo el modelo de la OMS) que se han analizado. Las desigualdades observadas son similares a las que se observan en población trabajadora de otras edades. Hombres y mujeres trabajan en sectores de actividad diferentes (segregación horizontal), y una menor proporción de mujeres ocupan puestos de dirección (segregación vertical). Además las mujeres tienen una mayor prevalencia de trabajos sin contrato y trabajos a tiempo parcial, y un mayor predominio de riesgos de tipo psicosocial y ergonómico, a excepción de la manipulación de cargas, mayor dedicación al trabajo no remunerado del hogar y mayor exposición a violencia psicológica, acoso sexual, y acoso por razón de sexo . Por el contrario los hombres están más expuestos a situaciones laborales que suponen jornadas de trabajo remunerado más prolongadas y horarios especiales como trabajo nocturno, así como a riesgos laborales de tipo ambiental, manipulación de cargas, y violencia física en el trabajo. Las mujeres además tienen peores indicadores de salud, en prácticamente todos los indicadores analizados a excepción de los factores de riesgo cardiovascular, y peor percepción de capacidad laboral a los 60 años que los hombres. Las desigualdades de género encontradas son similares a las que se informan en otros estudios que analizan condiciones en población trabajadora de cualquier edad y explican al menos en parte las desigualdades de género en la salud. se han identificado diferencias importantes en cuanto al tipo ni al nivel de exposición de riesgos laborales entre los y las trabajadoras mayores de 45 años y las informadas por estudios con población trabajadora de todas las edades. Sin embargo, la prevalencia de problemas de salud que hemos encontrado es mayor a la de otros estudios con personas de todas las edades, y además aumenta con la edad. En base a estos resultados se considera de especial importancia desarrollar estrategias para la vigilancia de la salud laboral en estos grupos. Se ha constatado además que un porcentaje alto de trabajadores y trabajadoras mayores de 45 años tienen problemas de salud, fundamentalmente de tipo musculo-esquelético. Y que son las mujeres, de clase social manual el grupo que muestra peor salud. Las desigualdades de género en las condiciones laborales y de trabajo, así como las encontradas en el ámbito del trabajo no remunerado pueden explicar en parte las desigualdades en salud percibida entre hombres y mujeres. Sin embargo, más allá de que hombres y mujeres tengan exposiciones diferentes, las mismas condiciones laborales parecen tener una asociación diferente con salud en el caso de las mujeres y de los hombres. Para las mujeres trabajar sin contrato, en situación de mayor precariedad y en puestos base se asocia con peor salud de manera más clara que en el caso de los hombres (lo hace sólo en los hombres que contesta a la ENS). El trabajo nocturno y a turnos se asocia con peor salud en los hombres mientras que en el caso de las mujeres la relación no está tan clara. La asociación entre salud percibida y riesgos laborales es más parecida en los análisis desagregados por sexo. Tanto en hombres como en mujeres la salud percibida se asocia con la exposición a riesgos laborales de todo tipo, pero en especial con la exposición a estrés laboral y a otros riesgos psicosociales como son la violencia psicológica o física. También se ha observado una peor percepción de capacidad laboral a los 60 (CL60) en las mujeres que en los hombres, y en personas que tienen ocupaciones manuales. El factor que se asocia con mayor fuerza a la capacidad laboral es la salud percibida, tanto en hombres como en mujeres, sin embargo, nuevamente aparecen diferencias en cuanto a los factores que muestran mayor asociación con CL60 en el caso de los hombres y de las mujeres. En las mujeres la CL60 se asocia con ocupar un puesto base y contar con un trabajo a tiempo parcial aumenta la probabilidad de tener mejor CL60 en el caso de las mujeres pero no en los hombres. En el caso de los hombres la peor CL60 se asocia con tener un contrato temporal y con precariedad laboral. Los riesgos laborales que se asocian con mayor fuerza a la CL60 son la exposición a manipulación de cargas, tanto en hombres como en mujeres, y el estrés laboral, en especial entre las mujeres. La discriminación por edad se asocia con la CL60 en los hombres pero no lo hace en las mujeres. Los resultados anteriores, que identifican factores modificables asociados a salud y a capacidad laboral, animan a plantear actuaciones dirigidas a intervenir sobre esas condiciones, con el fin de prevenir y/o proteger la salud de las y los trabajadores de edades avanzadas. La última parte de esta tesis desarrolla propuestas de actuaciones en este sentido. En opinión de personas expertas en salud laboral y salud pública se han identificado una serie de criterios y elementos a considerar a la hora de implantar actuaciones para la promoción de salud en el trabajo. Además se ha presentado una guía que puede ser utilizada en la planificación de programas de promoción de salud en el trabajo. Se puede concluir por tanto que las desigualdades de género operan en tanto que determinan exposiciones laborales diferentes, pero también que ante la misma exposición, existen desigualdades de género en los indicadores de salud y de percepción de capacidad laboral.