La metáfora "sigillum" en el pensamiento lulianopsicología del conocimiento y filosofía de la naturaleza

  1. Higuera Rubio, José
Revista:
Ambitos: revista de estudios de ciencias sociales y humanidades

ISSN: 1575-2100

Año de publicación: 2014

Número: 31

Páginas: 15-24

Tipo: Artículo

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Resumen

La metáfora sigillum, que aparece en los comentarios al De anima y el De divinis nominibus, nos propone dos elaboraciones teóricas: la primera, transmitida por Aristóteles y formulada originalmente en el Teeteto, afirma que los objetos transmiten sine materia formas sensibles a la percepción y al alma, tal como un sello deja «impresiones» en una superficie de cera; la segunda, recurre al sello para representar la unidad de la producción causal de los nombres divinos y la multiplicidad de «impresiones» que reciben las criaturas, así como las «semejanzas» que éstas transmiten a la percepción y el intelecto. Ramon Llull elabora, por medio de esta metáfora, una compleja síntesis entre los vestigia que dejan los nombres divinos en la naturaleza y la teoría de la percepción aristotélica. De esta manera la supuesta pasividad de la percepción «sometida» a la acción de los objetos puede explicarse desde un punto de vista activo gracias a las «semejanzas» entre la generación dinámica de las «impresiones» en la escala de la naturaleza y la producción en el alma de las especies sensibles e inteligibles. Para explicar esta actividad, Ramon Llull usa un lenguaje que significa cada una de las partes de este proceso: lo pasivo representado por los objetos de la percepción (intelligibile), lo activo o la elaboración de las especies en el alma (intellectivum), y la conexión de ambas en el «entender» (intelligere). Por lo tanto, las facultades corporales, sentidos e imaginación, y el alma convergen en una misma actividad, «entender», en la cual son partícipes lo «entendido» y lo «entendible». Esta es otra forma de expresar que «lo conocido está en el que conoce según el modo en que la naturaleza es conocida» (cognitum est in cognoscente secudum naturam cognoscentis). Esta síntesis también implica un sincretismo entre la tripartición del alma agustiniana y las facultades de la psicología aristotélica, ya que la voluntad busca superar los contenidos intelectuales y sensibles para alcanzar el «deleite» de la vida contemplativa, lo que implica que la producción activa de especies y la supuesta pasividad de la percepción sean desplazadas por la sed de trascendencia del alma.