The demands of rationalityA philosophical inquiry into the standards of rationality and their normativity

  1. Ibarrondo Murguialday, Julen
Dirigida por:
  1. Jesús Vega Encabo Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 14 de diciembre de 2021

Tribunal:
  1. Antonio Gaitán Torres Presidente/a
  2. Javier González de Prado Salas Secretario
  3. María Álvarez Alonso Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Esta tesis tiene como objeto el ofrecer una nueva caracterización de la racionalidad tanto epistémica como práctica y defender su normatividad. Gran parte de los teóricos de la racionalidad contemporáneos sostienen la idea de que ser racional involucra responder a razones. Este trabajo critica dicha concepción y defiende una visión alternativa según la cual ser racional consiste en manifestar sensibilidad a la coherencia recurriendo a buenas reglas inferenciales. Se reivindica también una defensa robusta de la normatividad de la racionalidad según la cual siempre contamos con razones decisivas en contra de conducirnos irracionalmente. La tesis se estructura como sigue: En la introducción se introducen los conceptos fundamentales que vertebran el debate contemporáneo en torno a la racionalidad y su normatividad. Se presenta una caracterización de las principales posturas, tanto en lo que respecta a las concepciones de la racionalidad y su vinculación con el responder a razones (reduccionismos de distinto tipo, posiciones estructuralistas y concepciones dualistas) como de las distintas posiciones en torno a la normatividad de la racionalidad (escepticismo, la racionalidad como indicador normativo y la racionalidad como proveedora de razones). Así se ofrece un estado de la cuestión a la par que se articulan las posiciones que se defenderán a lo largo de la tesis. El primer capítulo tiene por objeto elucidad en qué consiste la racionalidad, en el que se defiende que las evaluaciones de racionalidad tienen por objeto el uso que los agentes hacen de sus capacidades inferenciales. Se discute la relación entre la racionalidad y la responsabilidad y se muestra que no hay ninguna manera satisfactoria de discernir la conducta racional de la irracional apelando al responder a razones. Se pasa entonces a discutir la caracterización estructuralista de la racionalidad y los requisitos de racionalidad para concluir que la conducta racional necesariamente involucra el seguimiento de requisitos estático de alcance amplio. El segundo capítulo se centra en defender que los requisitos de racionalidad guían la conducta de los agentes racionales. Para ello se discuten varios tipos de objeciones: que los requisitos de racionalidad sean impotentes, defectuosos y/ o superfluos. Se argumenta que el estructuralismo no puede dar cuenta de la racionalidad únicamente apelando a requisitos, sino que debe también incorporar elementos procedimentales. No basta con que el sujeto sea sensible a las incoherencias, debe resolverlas a través de procesos inferenciales que preserven la corrección de sus estados. Muchos autores creen que, si bien violar requisitos de racionalidad es siempre irracional, esto se debe a que este tipo de respuestas siempre involucra lidiar incompetentemente con las razones en juego. Pero esta postura hace del hecho de que las respuestas competentes siempre sean coherentes una coincidencia difícilmente explicable. En su lugar, se propone invertir el orden explicativo de tal manera que la racionalidad (entendida como la preservación de la coherencia) sea una de las habilidades que permiten al agente responder competentemente a razones. Finalmente, el tercer capítulo aborda la cuestión de en qué sentido debemos ser racionales. Autores como Kolodny han defendido que en realidad no tenemos razones para ser racionales dado que a menudo nuestra perspectiva epistémica hace que aquello que debemos hacer no resulte racional para nosotros. No obstante, este argumento presupone que hay formas irracionales de responder correctamente a razones. Dado que, como se ha defendido en el capítulo anterior, ser racional es una condición necesaria para responder a razones, toda forma de irracionalidad hace que el agente se conduzca incompetentemente. Por consiguiente, siempre tenemos razones decisivas en contra de conducirnos irracionalmente. La racionalidad es una fuente normativa incuestionable puesto que está en la base misma de nuestra capacidad para resolver tareas que involucren el responder a razones.