Sintomatología depresiva y problemas de ajuste comportamental en preescolares tras hipoxia-isquemia neonatal
- ÁLVAREZ GARCÍA, MARÍA
- Purificación Sierra García Directora
- Isabel Cuéllar Flores Director/a
- José Antonio Martínez Orgado Director/a
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 20 de julio de 2022
- Laura Méndez Zaballos Presidenta
- Eduardo Fernández Jiménez Secretario/a
- María Jesús Maldonado Belmonte Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Apenas existe investigación que haya abordado el posible impacto de la hipoxia-isquemia neonatal sobre los aspectos emocionales y comportamentales de los niños en etapas tempranas de su desarrollo, prestando especialmente poca atención a la sintomatología depresiva y su particular manera de manifestarse en la infancia, por lo que existe una falta de conocimiento en este ámbito. Teniendo en cuenta que en los adultos se ha observado que alrededor de un tercio de los pacientes que sufren un evento hipóxico-isquémico en forma de accidente cerebrovascular desarrolla una depresión que no puede explicarse como consecuencia de las pérdidas funcionales de dicho infarto, cabe plantearse si un efecto similar pudiese estar ocurriendo en los neonatos que han sufrido un daño del mismo tipo. Estos adultos que desarrollan una depresión tras sufrir un ictus tienen peor proceso de recuperación y dificultades en los procesos de rehabilitación. Si este fenómeno ocurre en los niños, ya desde el momento del nacimiento, puede resultar aún más dramático puesto que las estructuras cerebrales y los procesos psicológicos asociados se encuentran aún en proceso de desarrollo. El objetivo de esta tesis es conocer el impacto que la hipoxia-isquemia neonatal tiene sobre el ajuste emocional y comportamental en niños de edad preescolar (desde 3 años hasta 6 años) que sufrieron un daño cerebral por hipoxia-isquemia neonatal (en concreto, una encefalopatía hipóxico-isquémica neonatal de severidad moderada-grave o un accidente cerebrovascular perinatal). Para ello, se evaluó en dos momentos a niños que habían sufrido una hipoxia-isquemia neonatal (14 niños que sufrieron una encefalopatía hipóxico-isquémica neonatal y 7 niños con un accidente cerebrovascular perinatal), comparándolos con un grupo control (de 15 niños sin eventos adversos perinatales): en una evaluación inicial (sobre variables emocionales y comportamentales, desarrollo cognitivo, variables emocionales de los padres, pautas de crianza y factores contextuales) y en una evaluación de seguimiento posterior a los dos años (sobre las mismas variables con instrumentos adaptados a la nueva etapa de desarrollo). Los instrumentos utilizados en la evaluación inicial fueron: Preschool Symptom Self-Report (PRESS), Child Behavior Checklist 1.5-5 (CBCL 1.5-5), Ages & Stages Questionnaires en español, tercera edición (ASQ-3); Montgomery-Åsberg Depression Rating Scale (MADRS) y Parent Child Relationship Inventory (PCRI); y en la evaluación de seguimiento: Child Behavior Checklist 6-18 (CBCL 6-18), Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia Present and Lifetime versión DSM-5 (K-SADS-PL-5); Escala Global de Evaluación para Niños (CGAS); Reynolds Intellectual Screening Test (RIST); Montgomery-Åsberg Depression Rating Scale (MADRS) y Parent Child Relationship Inventory (PCRI). Los principales resultados de este trabajo indican que los niños de entre 3 años hasta 6 años que sufrieron un daño cerebral por hipoxia-isquemia neonatal, presentan más problemas de ajuste emocional y comportamental (observados en una mayor presencia de sintomatología depresiva, manifestada tanto a través de síntomas internalizados como externalizados) que los niños que no sufrieron daños en el nacimiento. Estos problemas no se encuentran relacionados con otras variables como el nivel de desarrollo o el nivel cognitivo del niño, las características sociodemográficas, la presencia de depresión en la madre ni las pautas de crianza. Además, se trata de una sintomatología depresiva también observada en el estudio de seguimiento, por lo que se mantiene, pero evoluciona hacia una manifestación acorde al desarrollo del niño (con un menor componente externalizado a medida que el niño crece). En el estudio de seguimiento se observa, además, que aparecen problemas sociales en este nuevo momento del desarrollo. Las conclusiones de este trabajo sostienen que la hipoxia-isquemia neonatal tiene un impacto negativo sobre el desarrollo socioemocional de estos niños, pudiendo desembocar en dificultades a nivel social a medida que crecen, que a su vez parecen estar relacionadas con dificultades en la adaptación funcional del niño y con una mayor presencia de sintomatología depresiva en la madre. A partir de estos resultados se resalta la importancia de llevar a cabo evaluaciones precisas sobre los aspectos emocionales en los niños que han sufrido un evento hipóxico-isquémico neonatal, como forma de poner en marcha intervenciones tempranas que palíen los efectos negativos socioemocionales observados sobre estos niños y sus familias antes de su evolución hacia cuadros psicopatológicos más complejos.