Un aprendizaje con éxitoel desarrollo emocional en la adolescencia y el papel de la familia con la complicidad de la escuela
- Corvasce, Catalda
- Juan Pedro Martínez Ramón Zuzendaria
- Lidia Pellicer García Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Murcia
Fecha de defensa: 2022(e)ko abendua-(a)k 20
- Francisco Manuel Morales Rodríguez Presidentea
- Inmaculada Méndez Mateo Idazkaria
- Gloria Soto Martínez Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El ámbito educativo debe estar preparado para hacer frente a los desafíos que conlleva la complejidad social y lograr el desarrollo integral del sujeto incluyendo no solo habilidades cognitivas sino también emocionales. Para lograrlo, es precisa la intervención de la familia puesto que supone una fuente de socialización primaria en la que se dan las primeras experiencias que dan pie a configurar aspectos emocionales, psicológicos y motivacionales. Con este fin, se diseñó un estudio cuantitativo, transversal y ex post facto. Su objetivo fue analizar la relación entre el desarrollo de las habilidades y conocimientos y aspectos de la personalidad del alumnado, la interacción de diferentes variables, desde la familia hasta el entorno escolar, pasando por la calidad de las tareas de desarrollo que se le exigen. Para ello, se seleccionaron 499 estudiantes escolarizados en secundaria y 153 familias de la ciudad italiana de Barletta. En concreto, de los 499 estudiantes, 232 eran mujeres (46,4%) y 267 varones (53,4%). La edad media del alumnado fue de 16,51 años, entre un rango de 15 a 19 años. Los cuestionarios que se administraron fueron la “Escala de autoestima” de Rosenberg (1965), los “Strengths and difficulties questionnaires” de Goodman (1997), el “Eltern-Starkën test” de Sigfrid Tschöpe-Scheffler (2005), el “Trait-Meta Mood Scale” de Slovey y Mayer (1995) y el Test sul superamento dei compiti di sviluppo in adolescenza” (TCS-A) de Gambino (2015). En cuanto a la familia, los participantes fueron 145 con 105 madres (72,9%) y 39 padres (27,1%). En cuanto a los principales resultados, no hubo diferencias estadísticas sustanciales entre las escalas, aunque la escala TCS-A mostró un comportamiento en homogeneidad en la distribución de los valores diferente a las otras escalas. Se observó que la media resultante de los rangos de variación de las puntuaciones de las escalas administradas se encontraba en niveles medios, tendiendo hacia el extremo inferior. El alumnado mostró niveles de fragilidad y dificultad que, en relación con su edad, ya hubiera debido superar. En concreto, se halló debilidad en la configuración personal, mientras que era más equilibrado en el área de la socialización. En cuanto a la figura de la familia, los datos han atestiguado a través del TMMS-24 que el nivel de inteligencia emocional era normal por término medio, mientras que el modelo educativo reveló que los padres no eran lo suficientemente maduros para apoyar y cuidar a sus hijos, por una intromisión en las elecciones filiales que dificultaba y no facilitaba la autonomía y responsabilidad en el funcionamiento de las elecciones, lo que equivale al proceso de crecimiento emocional. Los valores reportados en el "Test Eltern-Starkën", que califica el modelo educativo de las familias, fueron bajos, mientras que la media de los valores de la "Escala de Estado de Ánimo Trait-Meta" (TMMS-24) fue adecuada. Las conclusiones arrojaron luz acerca de la necesidad de promover la cooperación entre el binomio centro educativo-familia, buscar estrategias de comunicación, cuidar la convivencia escolar, remarcar el rol de la inteligencia emocional, conocer más y mejor las características fundamentales de la etapa evolutiva de la adolescencia y comprenderla, con el fin de crear un lugar de encuentro para iniciar un diálogo inclusivo y, por lo tanto, didácticamente fructífero. Todo esta información será de suma utilidad para diseñar programas de intervención más ajustados con la realidad docente que incluyan a los principales actores de la comunidad educativa