Ideación y conducta suicida en contexto clínico asistencial
- HUGUET CUADRADO, ELENA
- Ignacio Fernández Arias Zuzendaria
- Cristina Larroy García Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 2023(e)ko urtarrila-(a)k 24
- Carmen Valiente Ots Presidentea
- María del Mar Gómez Gutiérrez Idazkaria
- Regina Espinosa López Kidea
- Mireia Orgilés Amorós Kidea
- Miguel Ángel Carrasco Ortiz Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La conducta suicida es un concepto complejo que ha cobrado un renovado interés a consecuencia del aumento de suicidios en los últimos años (INE, 2021). El continuo suicida (ideación, planificación, intentos suicidas y suicidios consumados) hace referencia al carácter multidimensional del fenómeno (May & Klonsky, 2016), con diversos factores de riesgo (personales, clínicos, contextuales y socio-situacionales) que median tanto en la aparición de las ideas suicidas como en su transición a las tentativas suicidas. Existen modelos explicativos del desarrollo de la conducta suicida que enfatizan en la importancia de la interacción entre diferentes variables, como el dolor, la desesperanza o la capacidad adquirida, para que esto ocurra. Multitud de investigaciones que ponen su foco de atención en la conducta suicida a través de estudios con población general o con subpoblaciones clínicas de carácter hospitalario, donde ya ha habido tentativas (Ayuso et al., 2021; Pacheco, 2015). Investigar este fenómeno en un contexto clínico ambulatorio supone una oportunidad para profundizar en el conocimiento del mismo, en un entorno aplicado que puede contribuir a generar estrategias sobre la conducta suicida previa a su intensificación. El objetivo principal de esta tesis fue investigar el espectro de la conducta suicida en este contexto para identificar los factores de riesgo y protección que están presentes y su configuración a nivel psicopatológico. Para ello, se llevaron a cabo tres estudios en la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en los que se analizaron de manera diferenciada la gravedad e intensidad de la conducta suicida, la prevalencia y factores predictores de carácter clínico y sociodemográfico de la ideación suicida y, por último, se pretendió conocer cómo son las diferentes dimensiones psicopatológicas de la muestra con ideación suicida y su comparación con la de pacientes sin ideación suicida para identificar diferencias o similitudes. Los resultados del primer estudio señalaron que la ideación suicida remitida por los pacientes, pese a ser de leve gravedad e intensidad, presentaba una mayor estructura y riesgo de la hipotetizada. Además, se encontraron diferencias con el grupo sin ideación suicida únicamente en los factores clínicos de sintomatología depresiva, desesperanza, diagnóstico principal y determinados patrones de personalidad. En el estudio 2, se detectó una ideación suicida mayor a la esperada (31.7%) y los factores predictivos que aumentaron el riesgo suicida fueron la sintomatología depresiva, desesperanza, tener antecedentes psicológicos personales y vivir solo. En el estudio 3, los resultados destacaron que, pese a que la configuración de las redes no fue significativamente diferente entre ambos grupos, la gravedad de los síntomas del grupo con ideación suicida fue mayor. El síntoma más central de la red fue la ansiedad y, seguido de ésta, lo fueron dimensiones relacionadas con los aspectos interpersonales, reforzando los modelos donde el componente social es clave para el desarrollo del continuo (O¿Connor & Kirtley, 2018). Los resultados de los tres estudios tienen implicaciones clínicas relevantes en los diferentes momentos del abordaje terapéutico. La elevada prevalencia de ideación no solo se relacionó exclusivamente con la depresión sino también con dos grandes ejes: (1) la ansiedad y sintomatología asociada como síntoma central y (2) otros componentes de carácter interpersonal (susceptibilidad interpersonal u hostilidad) o vivir solo. Todo esto pone de relieve la importancia de llevar a cabo procesos de evaluación pormenorizados (aunque aparezca ideación suicida leve o no estructurada) e intervenciones donde se priorice, una vez abordado el riesgo inminente (Chu et al., 2015), el trabajo con la ansiedad y los componentes interpersonales.