Acumulaciones, apilamientos y montones. Una aproximación al arte occidental de finales de los 50 y década de los 60 del S. XX

  1. MOLINA MARTOS, GREGORIO
Dirigida por:
  1. Mercedes Replinger González Director/a
  2. Agustín Valle Garagorri Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 10 de julio de 2014

Tribunal:
  1. Beatriz Fernández Ruiz Presidente/a
  2. José María Parreño Velasco Secretario/a
  3. Sagrario Aznar Almazán Vocal
  4. Javier Mañero Rodicio Vocal
  5. José Prieto Martín Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En este proyecto de investigación se ha trabajado sobre cierto tipo de obras presentes en el arte occidental de finales de los 50 y década de los 60 del s. XX, que se caracterizan por presentar en diferentes casos acumulaciones de materiales y objetos, apilamientos de elementos serializados y montones de materiales o materia disgregada. Las acumulaciones de materiales y objetos predominan fundamentalmente desde finales de los 50 a principios de los 60, siendo característico de los artistas neodadás y nouveaux réalistes. Los apilamientos pueden ser asimilados a un determinado tipo de obras adscritas al arte mínimal y pop principalmente, realizadas ya desde principios de los años 60. Los montones pueden considerarse característicos de las propuestas denominadas antiforma, así como de determinadas manifestaciones artísticas europeas de finales de los 60.Los artistas neodadá realizan ambientes, llenan los espacios de cosas, cachivaches, se interesan por objetos rescatados de la basura, lo desechado. Considero que las primeras acumulaciones llevan a cabo una aproximación a los objetos, en la medida en que su manipulación adquiere un carácter, en parte, expresivo. Se puede decir que los objetos mismos desplazan la materia con la que el artista (tradicionalmente) trabajaba o conformaba su obra. Por ello, los objetos adquieren una doble dimensión, de abandono de la obra, de su traspaso, y de extensión de la -obra- misma, a todo lo que nos rodea, en tanto que cúmulo de objetos. El apilamiento convierte la multiplicidad de cosas en un mismo elemento modular que se repite. El artista muestra su lado más aséptico, deja de luchar con la materia, con las cosas, y simplemente se limita a disponerlas, a colocarlas una tras otra en filas y columnas. En este sentido, hay que destacar el creciente interés hacia lo repetitivo que muestran estos artistas. De la colocación de módulos iguales en filas y columnas se deduce que su distribución pudiera ser intercambiable. Además, la misma distribución siempre es uniforme, no privilegia lugares, nunca conduce nuestra mirada hacia un lugar determinado, carece por completo de matices. Este modelo relacional anula lo compositivo e incluso el acto creativo mismo que lleva asociado. En relación a los montones hay que destacar el momento en el que la obra se conforma, el cómo se lleva a cabo. Así, los antiforma ponen entre paréntesis la confrontación con el material, pues únicamente lo dejan caer. El artista hace, pero es como si no hiciera, como si apenas hubiera intervenido. Se puede decir que los montones mantienen algo en común con las propuestas mínimal, su neutralidad o frío distanciamiento, pero con los montones ya ni siquiera se coloca una cosa tras otra; porque la materia con la que trabajan los antiforma es una materia dejada en el suelo. Habría que destacar la quietud y recogimiento asociados a los montones.Las acumulaciones apilamientos y montones podrían entenderse como un dirigirse hacia todo, en la medida que el artista se interesa por la realidad que le rodea, en su conjunto, no solo por una parte de ella. Se plantea así una totalidad indiferenciada, desmedida, inclasificable, en la que aparece todo mezclado y adherido en tanto que fondo, en donde no se destaca ni diferencia ningún elemento u objeto. Es el motivo por el que se cuestiona el ámbito artístico, sus convencionalismos estéticos, y, por tanto, la obra de arte en sí misma, en tanto que objeto artístico diferenciado, en relación a sus aspectos formales, compositivos, de contenido, autoría o técnicos. De esta manera, nuestra atención permanece errática, dirigiéndose hacia todas partes, cualquier cosa, incluso hacia lo tirado por el suelo, lo desechado, lo que no forma parte; no llegándose a distinguir ningún aspecto en particular de la obra de arte, ni a la obra de arte en sí misma.