The Evolutionary dimension of Trust and its effects on cooperation
- Acedo Carmona, Cristina
- Antoni Gomila Benejam Director/a
Universidad de defensa: Universitat de les Illes Balears
Fecha de defensa: 01 de diciembre de 2014
- Camilo José Cela Conde Presidente/a
- Antoni Rubí Barceló Secretario/a
- Tomás Lejarraga Vocal
- Fernando Aguiar González Vocal
- Laura Quintanilla Cobián Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La vida social humana se sustenta en la cooperación de una forma diferente respecto a otras especies. Los científicos han indagado en la evolución de la cooperación desde distintos puntos de vista (Trivers, 1971; Dawkins, 1976; Axelrod y Hamilton, 1981; Axelrod, 1984; Caporael et al., 1989; Boyd & Richerson, 1990; Wilson & Sober, 1994; Bergstrom, 2002; Boyd et al., 2003; Gintis et al., 2003; Bowles & Gintis, 2004; Gintis et al., 2008; Boyd et al., 2010) pero ninguna de tales explicaciones dan cuenta de la complejidad de las relaciones cooperativas humanas. En este trabajo de tesis se analizan las relaciones cooperativas destacando su relación intrínseca con las relaciones de confianza. ¿Por qué cooperamos? ¿Cuál es la influencia de la confianza en la cooperación y qué papel juega la historia evolutiva en este puzle? Tomando en consideración las formas sociales adoptadas por nuestros antepasados humanos, es posible pensar en ciertos rasgos cognitivos y psicológicos específicos relevantes para entender las relaciones actuales de cooperación y, en un sentido más amplio, las relaciones sociales. El objetivo es, en definitiva, enmarcar las relaciones sociales humanas en un entorno evolutivo para explicar comportamientos sociales que existen en la actualidad. Contenido de la investigación Esta tesis trata de responder a las cuestiones planteadas anteriormente basándose primero en la relación que existe entre la evolución de la socialidad y la cognición humanas, como hipótesis de partida a contrastar en estudios posteriores. Desde esta perspectiva y, utilizando una metodología multidisciplinar procedente de disciplinas tales como la Sociología, Psicología y Antropología, se diseña un plan de investigación que trata de profundizar en mayor medida en dichos temas. El trabajo de tesis parte inicialmente de una revisión crítica sobre estudios que tratan de relacionar el comportamiento social en primates y la evolución del neocórtex –la Hipótesis del Cerebro Social de Dunbar (Dunbar, 1992; Dunbar, 1998; Dunbar & Shultz, 2007; Shultz & Dunbar, 2007; Dunbar, 2010). De dicha revisión, resulta evidente la necesidad de utilizar un enfoque más matizado para explicar la enorme complejidad de las relaciones sociales humanas. Para ello, ofrece un enorme interés el análisis de la influencia del mecanismo psicológico de la confianza. No obstante, los estudios de Dunbar, especialmente aquellos relacionados con las características propias de los grupos sociales humanos en relación a la capacidad cognitiva, son continuamente revisados a lo largo de todo este trabajo. Posteriormente se propone un marco teórico sobre los factores que influyen en la confianza (Parsons, 1970; Barber, 1983; Good, 1988; Yamagishi, 1998; Glaeser et al., 2000; Uslaner, 2002; Six, 2005; Bjørnskov, 2006; Hardin, 2006) y su posible configuración en un entorno evolutivo. Sobre esta base teórica, se diseña el posterior trabajo empírico, siempre teniendo en cuenta la hipótesis de que el ser humano tiene un comportamiento social ampliamente influenciado por un contexto de relaciones dentro de los pequeños grupos en los que ha convivido durante la mayor parte de su historia evolutiva. El marco teórico explica los elementos que conforman la confianza, la tipología y su posible configuración a lo largo de la historia evolutiva. Constituyen el substrato utilizado para llevar a término el análisis de la confianza y del comportamiento cooperativo en los siguientes trabajos empíricos. Los estudios empíricos siguen un plan basado en un diseño propio, procedente de la revisión de la literatura (Fey, 1955; Rosenberg, 1957; Wrightsman, 1964, 1974; Rotter, 1967; Survey Research Center, 1969; Christie & Geis, 1970; Johnson-George & Swap, 1982; Rempel et al., 1985; World Values Survey Association, 2009), con cuestionarios para medir el nivel de confianza general y personal en un grupo. Además se usa un juego experimental – dilema del prisionero con algunas variantes– que demuestra el comportamiento cooperativo real de los individuos. El juego se realiza en condiciones de confianza y de no confianza entre los miembros de un mismo grupo. El estudio piloto se lleva a cabo inicialmente en dos grupos diferentes. Los resultados muestran ya la influencia de las relaciones cercanas de confianza personal en la cooperación y el interés de analizar las redes de confianza (Radcliffe-Brown, 1940; Barnes, 1954; Milgram, 1967; Mitchell, 1969; Wasserman & Faust, 1994; Molina, J.L., 2001; White & Harary, 2001; Newman et al., 2003; Freeman, 2004; Eguíluz et al., 2005; Fowler & Christakis, 2010) en mayor profundidad. Los resultados de este trabajo se confirman en un estudio similar posterior con otros grupos más numerosos y más comparables entre sí. Los nuevos resultados muestran cómo la cooperación se relaciona en buena medida con un compromiso afectivo de reciprocidad que proviene de la confianza personal, como elemento adaptativo hacia una cooperación más exitosa, incluso en condiciones de anonimato y pese a la posibilidad de causar un perjuicio en el individuo a corto plazo. Además, el estudio incluye un análisis en profundidad de las redes de confianza de estos grupos para constatar la importancia que ciertas topologías de redes de confianza pueden tener en la cohesión general de un grupo. La última parte de la tesis presenta una perspectiva más antropológica con la realización de trabajo de campo en dos zonas caracterizadas por su gran diversidad étnica: el norte de Ghana y Oaxaca, en México. Estos lugares permiten estudiar cómo interaccionan los grupos y por qué mantienen sus identidades étnicas a pesar de una historia en común. Se pretende analizar si los mecanismos de la confianza personal que aparecen a nivel individual pueden trasladarse también a grupos más grandes o a sociedades. En este caso, además de la observación directa de los grupos y de la inclusión de su contexto histórico, social, económico y político, se utilizan entrevistas y redes personales de cooperación. En el trabajo de Ghana (Rattray, 1931, 1932; Syme, 1932; Tait, 1961; Hilton, 1962; Hart, 1971; Drucker-Brown, 1975, 1992; Fussy, 1979; Laari, 1987; Awedoba, 1989, 2001; Wilks, 1989; Assimeng, 1990; Kotey, 1995; Schlottner, 2000; Oppong, 2002; Tonah, 2005), se hace un recorrido por el contexto de los grupos y se explican las características de sus redes de confianza y cooperación. En este trabajo, se observa la eficacia de la diversificación étnica como medio para crear pequeños grupos más resistentes a la hora de enfrentarse a entornos difíciles. Se muestra también la adopción de formas culturales que permiten extender los mecanismos de la confianza personal en colectivos mayores. En el último trabajo se comparan los resultados anteriores con los de México (Chance, 1979; Zeithin, 1990; Campbell, 1993; Oseguera, 2004; Reina Aoyama, 2004; Barabas, 2006, 2008; Trejo Barrientos, 2006; Spores, 2008; Joyce, 2010; Nahmad Sitton, 2013), en un análisis cross-cultural para identificar posibles elementos “universales” en las redes de confianza y cooperación y también las influencias culturales. Conclusiones Mediante los anteriores trabajos se muestra que la confianza es uno de los mecanismos cognitivos y psicológicos más anclado en la historia evolutiva humana. Su origen evolutivo se observa en los resultados de esta tesis: al demostrarse la mayor influencia de la confianza personal sobre la confianza general a la hora de influir en la cooperación, la cual necesita de las relaciones cercanas y por tanto del pequeño grupo para su aparición –dadas las limitaciones cognitivas y temporales para mantener este tipo de relaciones con gran número de personas–, y su fuerte conexión con aspectos emocionales inconscientes –uno de los mecanismo más primitivos en los seres humanos. De hecho, tanto en el trabajo empírico como en el de campo, aparece la configuración de redes de confianza en torno a pequeños grupos. La confianza personal también puede extenderse a colectivos mayores. Incluso en las grandes sociedades más desarrolladas los individuos siguen creando sus pequeños grupos en todos los ámbitos de su vida. Sin embargo, en algunas sociedades, donde existen mayores dificultades de supervivencia, como las analizadas en esta tesis, se observan determinadas herramientas culturales que sirven para extender la confianza personal a un mayor número de personas: conceptos tales como grupos étnicos, clanes, linajes, familias, comunalidad, municipalidad en el caso oaxaqueño, valores internalizados, etc… son eficaces en este sentido. De este modo, la cultura provee de los mecanismos necesarios para crear fuertes lazos de cohesión basados en los elementos emocionales. La mayor cohesión y una actitud más abierta de confianza que surgen de tales herramientas culturales ayudan a enfrentarse a los entornos de forma más eficaz. Así pues, se podría predecir que a medida que los entornos resultan más difíciles, aparece una mayor diversificación de los grupos. Con la comparación de los resultados de Ghana y México, se profundiza en mayor medida en los elementos comunes en las redes de confianza y cooperación –aspectos universales–: los grupos pequeños y distintos niveles de emocionalidad implícita en los vínculos de confianza; y aquellos elementos culturales que se adecuan al contexto histórico y a la situación económica de los grupos, para crear una mayor o menor cohesión de sus miembros en función de sus necesidades. De este modo, además de identificarse en el campo diferentes indicadores para medir la confianza, también se identifican ciertas formas culturales que parecen más eficaces que otras a la hora de cohesionar los grupos, a saber, los valores y el sentimiento de identidad y pertenencia grupal, frente a la normatividad.