Médicos y otros profesionales de la salud en la epigrafía latina de roma y las regiones italicae augustae

  1. Alonso Alonso, María de los Ángeles
Dirigida por:
  1. Alicia Ruiz-Gutiérrez Codirector/a
  2. José Manuel Iglesias Gil Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Cantabria

Fecha de defensa: 29 de julio de 2014

Tribunal:
  1. Ramón Teja Casuso Presidente/a
  2. Juan Manuel Abascal Palazón Secretario/a
  3. Jean-Pierre Bost Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 366864 DIALNET lock_openUCrea editor

Resumen

La implantación de la medicina griega sobre suelo itálico durante la Antigüedad tuvo lugar gracias al desplazamiento masivo de médicos llegados para ejercer su oficio. El estudio de estos profesionales es posible gracias al examen de diferentes fuentes, como la literatura, la arqueología, los papiros o la epigrafía. Por lo que respecta a ésta, la densidad de testimonios de medici y otras personas empleadas en el ámbito de la salud en la península itálica, muy superior a la de otras ocupaciones de carácter privado, ha de ser estimada como una muestra del éxito de la medicina y sus practicantes en este contexto, además de valorada a la hora de decantarnos por la epigrafía como el instrumento a través del cual acercarnos al conocimiento de estos individuos. El objetivo de esta Tesis Doctoral es estudiar a estos profesionales sanitarios, que permitieron y favorecieron el desarrollo de la medicina científica en el Imperio romano, a partir de las informaciones que aporta la epigrafía latina. El punto de partida ha sido la elaboración de un catálogo de inscripciones que incluye 311 textos con referencia a medici y otros profesionales de la salud en Roma y en las regiones Italicae Augustae en el periodo comprendido entre los siglos II a.C. y III d.C. El material epigráfico muestra cómo la presencia de los médicos aumentó en Roma e Italia a partir del s. I a.C., creciendo en número durante el reinado de Augusto y alcanzando su cénit en la siguiente centuria, para disminuir ya a partir del s. II d.C. En cuanto a la distribución geográfica de los epígrafes en cada una de las once regiones, destacan como zonas más atractivas para los profesionales médicos la periferia cercana a Roma y los centros a los pies de las vías de salida de la ciudad, la Campania marítima y el golfo de Venecia, así como importantes centros urbanos, comerciales y militares. El análisis histórico de la información aportada por la documentación epigráfica ha permitido realizar una doble caracterización del personal sanitario en el mundo romano. De este modo, el colectivo de médicos es estudiado en su entorno profesional por un lado y en el contexto de su entorno social y familiar por otro. Por lo que respecta a la caracterización profesional de los individuos catalogados, el examen y clasificación de los títulos con que son recordados en las inscripciones pone de manifiesto las tareas específicas y especialidades médicas que llevaron a cabo, y por tanto dan a conocer el tipo de alopatía que era practicado en Roma e Italia durante la época romana. Desde el siglo III a.C., el profesional médico que ejercía su función ¿a la manera griega¿, de forma independiente o subordinada, pero en cualquier caso sujeto a responsabilidad penal en caso de cometer alguna falta, fue denominado como medicus, término mayoritario entre los epígrafes que hemos estudiado. Junto a él conocemos las especialidades del medicus ocularius, el medicus chirurgus, el medicus auricularius y el iatraliptes. Además, se constata igualmente la presencia de mujeres activas en obstetricia y ginecología (obstetrices, medicae y iatromeae), así como de figuras asistenciales, enfermeros y auxiliares. Por otro lado, la alusión en los textos a espacios concretos facilita la ubicación de la praxis médica en diferentes ambientes, pertenecientes tanto al ámbito público como al privado. Por lo que se refiere al primero, constatamos la existencia de un servicio sanitario en la casa imperial y en el aparato burocrático del Estado. Además, la presencia de profesionales sanitarios se amplió a las diferentes unidades que componían el ejército romano, así como a las entidades municipales, que pasaron a contratar a archiatri para que dispensaran sus servicios exclusivamente a los habitantes de la ciudad. En cuanto al ámbito privado, la epigrafía latina muestra que los profesionales sanitarios podían ejercer su profesión en un local de su propiedad (taberna medica), en la casa del paciente o como parte del servicio empleado en una domus aristocrática. Además, sabemos que en ocasiones hubo personal sanitario en corporaciones menores de carácter privado que contaban con la capacidad de acoger a estas figuras especializadas en su seno. La caracterización social del colectivo de médicos se hace posible gracias al estudio de los datos relativos a la existencia particular de cada uno de ellos, como son el contexto jurídico al que pertenecían, tanto ellos como su entorno familiar, la situación económica que el desempeño de la profesión podía acarrear, su proyección pública en el contexto urbano o los procesos migratorios que pudieran haber experimentado. Este análisis muestra que los círculos sociales de procedencia de estos profesionales sanitarios, los entornos familiares en los que vivieron o el grado de bienestar que disfrutaron no fueron homogéneos, aunque son mayoría los antiguos esclavos liberados que conseguían tener una independencia económica gracias al ejercicio de su oficio. En conclusión, los médicos griegos llegados a Roma y la península itálica fueron los agentes que hicieron posible uno de los más destacados procesos de interacción y penetración de la cultura griega en el ámbito romano, relevante sobre todo por las implicaciones que tuvo para el desarrollo posterior de la medicina occidental. Su presencia en prácticamente todos los sectores de la sociedad, y el desempeño de su actividad en multitud de ambientes, desde casas privadas a establecimientos abiertos en la calle, pasando por las dependencias de la burocracia estatal y las diferentes unidades del ejército, hizo que la medicina dejara de ser una acción privada, circunscrita exclusivamente al entorno de la domus, y adquiriera una dimensión más pública, con lo que el médico fue visto cada vez más como un recurso al que era habitual acudir en caso de necesidad.