El general Sanjurjobiografía política y militar

  1. Carrion Luengo, Maria Montserrat
Dirigida por:
  1. Gonzalo Álvarez Chillida Director/a
  2. Fernando del Rey Reguillo Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 10 de febrero de 2021

Tribunal:
  1. Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo Presidente/a
  2. Nigel Towson Secretario/a
  3. Manuel Álvarez Tardío Vocal
  4. Pilar Mera Costas Vocal
  5. Miguel Ángel Martorell Linares Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En este trabajo se ha realizado un estudio de la vida del general Sanjurjo, uno de los militares que ha tenido mayor influencia en la historia de España del primer tercio del siglo XX. Habiendo nacido en una familia de raíces carlistas, y caracterizado por muchos autores como perteneciente a esa corriente política, a lo largo de su vida no se mostró afín a esa ideología ni mantuvo relaciones estrechas con miembros de la Comunión Tradicionalista, salvo en el momento decisivo final, en la conspiración de 1936. Se expone, siguiendo un orden cronológico, su trayectoria militar, su participación en la guerra de Cuba donde tuvo su primer destino y en la de Marruecos, en la que destacó por sus dotes de mando, visión estratégica en el desarrollo del conflicto y audacia a la hora de afrontar las batallas, lo que le permitió seguir una carrera ascendente alcanzando allí el generalato, además de conseguir un notable predicamento entre sus subordinados. Después de su activa participación en el golpe de Primo de Rivera, tuvo un papel protagonista en la consecución del final de la guerra de Marruecos y posteriormente en la pacificación y organización del territorio desde su puesto de Alto Comisario. Su enorme prestigio militar le permitió mantener una importante intervención en la vida política española a partir de 1923, cuando se volvió al intervencionismo militar como medio de acceso al poder, por parte de la derecha y la izquierda, tras el paréntesis del turno pacífico canovista. Sus actuaciones estuvieron influidas por un acentuado nacionalismo español y convencimiento de que los valores fundamentales para la convivencia dependían del mantenimiento del orden público. En este sentido, la etapa de su vida en la que estuvo ocupando el cargo de Director General de la Guardia Civil fue la que le proporcionó mayor satisfacción personal por su identificación con el Cuerpo. Su deseo de mantener el cargo le llevó a acercarse al general Berenguer justo tras la destitución de Primo de Rivera; a contactar con Lerroux pocos meses antes del 14 de abril; a acatar la voluntad popular expresada en las elecciones del 12 de abril, anunciando ese mismo día al Gobierno de la Monarquía que no podía contar con la Guardia Civil, poniéndose a continuación a las órdenes del nuevo Gobierno republicano, a pesar de lo cual se le suele tachar de monárquico. Su destitución en el cargo fue decisiva para que se sumara al golpe contra el Gobierno republicano-socialista el 10 de agosto de 1932, con el que no compartía sus políticas izquierdistas. Por esa sublevación fue juzgado, condenado e indultado. Su paso por los centros penitenciarios de El Dueso y del castillo de Santa Catalina acrecentó su popularidad entre la extrema derecha. Su prestigio, autoridad y jerarquía en el Ejército fue aprovechado por políticos y militares para sus fines. Amnistiado y exiliado en Portugal, su última actuación estuvo relacionada con la sublevación del 18 de julio de 1936, en la que su papel no fue el de organizador, sino que aceptó ofrecer su experiencia y su nombre convencido de que con su liderazgo contribuiría a la ¿salvación¿ de España. El trágico accidente de avioneta que sufrió el 20 de julio de 1936, cuando se dirigía a tomar el mando de las fuerzas sublevadas, le impidió conocer el final del proyecto en el que su participación fue una garantía de confianza y de entendimiento entre los rebeldes civiles y militares, y con los carlistas, en su lucha contra el Gobierno de la República.